La revista Vogue siempre ha sido sinónimo de tendencias, estilo y exclusividad, especialmente en su impresión de septiembre, la más esperada y reseñada del año. Los seguidores del mundo de la moda saben que esta edición marca las directrices de la temporada otoño/invierno, con un despliegue de páginas, anuncios y contenido que atrae a millones de lectores en todo el mundo. Por ello, cuando se rumoreó que Meghan Markle podría aparecer en esta edición tan emblemática, las expectativas se dispararon.

Todo parecía indicar que la colaboración sería un éxito, especialmente considerando la amistad entre Meghan Markle y Edward Enninful, quien fuera el influyente editor de Vogue. Sin embargo, lo que en un principio parecía una oportunidad dorada, terminó en una decepción. Estas informaciones no se supieron hasta ahora, pues los eventos sucedieron en la previa del lanzamiento de septiembre de 2022. Según informaciones del Daily Mail y otras fuentes, la participación de la estadounidense se vio truncada por una serie de exigencias que, al parecer, resultaron demasiado ambiciosas e imposibles de cumplir.

Meghan Markle
Meghan Markle

Para entrar en contexto, habría que mencionar que Enninful ya había colaborado antes con la duquesa de Sussex. En 2019, le permitió editar un poderoso artículo para Vogue UK en el que entrevistó a otras figuras femeninas de gran relevancia como Michelle Obama y Jane Goodall. Entonces, la planificación en 2022 parecía ideal, hasta que se intentó dar forma a la publicación. 

¿Por qué Vogue vetó a Meghan Markle?

El equipo de la ex-actriz establecía comunicación con el equipo de la revista para mencionar distintas peticiones. Entre las demandas más polémicas se encontraba la petición de que la portada digital de Meghan y el príncipe Harry se publicara en simultáneo con la edición en papel, en la que Eva Evangelista sería la protagonista. Además, solicitaba un equipo de fotógrafos y estilistas de primer nivel, así como un plan completo para grabar el detrás de escena de las sesiones fotográficas y realizar breves intervenciones o entrevistas con ella. Todo esto, en un intento de maximizar su presencia y control sobre el contenido.

Meghan Markle
Meghan Markle

Los requerimientos, que en cualquier otra circunstancia podrían haber sido buenas ideas, fueron vistos como excesivos en el ámbito de una revista de moda de alta gama. La situación generó una fuerte reacción en la cúpula de ‘La Biblia de la Moda’, y en particular en Anna Wintour, la icónica editora en jefe. Según reportes, Wintour se ofuscó al enterarse de las peticiones de Markle y decidió vetar cualquier contenido que la involucrara, prefiriendo mantener la línea editorial sin complicaciones.

Este episodio fue comentado por Condé Nast al Daily Mail, catalogando el comportamiento de la ‘royal’ como propio de Beyoncé, sin ser de la talla de Beyoncé. Lo cierto es que la relación entre la mujer de Harry y Vogue, que parecía prometedora, se vio afectada completamente por ella. 

La portada de Vogue que Meghan Markle nunca consiguió es el claro ejemplo de cómo las expectativas y las demandas pueden chocar con la realidad editorial y las políticas internas de una de las revistas más influyentes del mundo. Aunque la duquesa de Sussex continúa siendo una figura mediática de gran impacto, esta historia demuestra que en el mundo del glamour, no todo es tan sencillo como parece.