La vida de Paloma Lago, uno de los rostros más conocidos de la televisión española, ha dado un giro dramático en las últimas semanas. Tras presentar una denuncia por presunta agresión sexual contra el consejero gallego Alfonso Villares, la modelo y presentadora atraviesa un momento extremadamente delicado, sobretodo a nivel emocional. Quienes están cerca de ella aseguran que duerme poco, llora constantemente y necesita ayuda profesional urgente para sobrellevar la situación.

La denuncia, interpuesta a finales de diciembre, incluía el alegato de sumisión química, una forma de abuso en la que se utilizan sustancias para anular la voluntad de la víctima. Paloma aseguró haberse despertado desnuda, mareada y desorientada en su casa de Covas, en Ferrol, sin recordar con claridad lo sucedido. Fue el propio Villares quien, según las informaciones, alertó a sus familiares para que acudieran rápidamente al domicilio. Allí se presentaron su hermana y su sobrino, quien llamó a emergencias.

Las pruebas toxicológicas no dan la razón a Paloma Lago

Las autoridades actuaron con rapidez y se realizaron pruebas toxicológicas pocas horas después del presunto incidente. Sin embargo, los resultados preliminares no encontraron rastros de sustancias que confirmaran una sumisión química, aunque los expertos advierten que algunas drogas de este tipo pueden desaparecer del organismo en menos de 48 horas. Esto deja la investigación en un terreno complejo y delicado.

Paloma Lago y su hijo en un evento
Paloma Lago y su hijo en un evento

El entorno de Paloma no ha tardado en reaccionar. Su excuñada, Ana Obregón, fue una de las primeras en pronunciarse públicamente: “Esto es tremendo”, dijo, visiblemente afectada. “Creo firmemente en su palabra. Conociéndola, ha debido pasar algo muy serio para que ella dé este paso”. Por su parte, Javier García Obregón, exmarido de Lago y hermano de Ana, también mostró su apoyo: “Estoy preocupado por ella, tiene todo mi respaldo”.

Abrumada por la tormenta mediática

El caso ha desatado una fuerte presión mediática, que Paloma no estaba preparada para afrontar. Personas cercanas afirman que se encuentra abrumada, con episodios de ansiedad y tristeza profunda, y que es necesario el acompañamiento psicológico para sobrellevar el dolor emocional que le genera todo este proceso. Se siente vulnerable, juzgada y sola en medio de una tormenta pública que la está desgastando física y mentalmente. Lo que le da fuerzas es que, aunque los informes médicos no hayan confirmado su relato por ahora, muchas voces insisten en que es importante escucharla y acompañarla, más allá del resultado judicial.