Los amigos del rey emérito Juan Carlos I vivían muy bien cuando el ex monarca estaba en España. Estos poderosos se aprovechaban de la situación privilegiada para disfrutar de comilonas, fiestas, paseos en barco y todo tipo de actividades de lujo. Todo ello sin olvidar los negocios millonarios que cerraban en sus reuniones. La ostentación en su máxima expresión pagada por el contribuyente de su bolsillo.

Sin embargo, el ‘exilio’ de Juan Carlos lo cambió todo. La mudanza de Juan Carlos a Abu Dabi expuso un nuevo panorama en el que ya no tenían cabida este tipo de encuentros. La reina Letizia, que lleva tiempo luchando para mejorar la imagen de la casa real, consiguió eliminar estas reuniones casposas que no hacían más que provocar animadversión hacia la monarquía española.

Felipe y Letizia brindis
Felipe y Letizia 

Los amigos de Juan Carlos se quedaron sin quien les pagara las fiestas

Como dijo Pilar Eyre en uno de sus artículos, estos amiguetes del  emérito, “cortesanos profesionales a los que han barrido del mapa los reyes actuales y que, con el emérito en Abu Dabi, se han alejado de los círculos de poder y se muerden los puños de rabia porque ya no pintan nada". Se acabó la fiesta. Ya no tenían quien se la pagase.

Una rabia que, no obstante, no pueden dejar ir más que menospreciando a los monarcas. Cabe decir que a la reina Letizia ya la tenían enfilada desde que se casó con Felipe. Se conoce en los círculos privados de Juan Carlos, el emérito y sus coleguitas se lo pasaban en grande metiéndose con la ex de Televisión Española, a la que le pusieron más de un mote. Y aunque cuando el emérito todavía tenía voz y voto en Zarzuela siempre respetaron a Felipe, la cosa cambió cuando el esposo de la reina Sofía fue ‘desterrado’ a Oriente Medio. Sin Juan Carlos delante, los poderosos ya no han tenido remordimientos a la hora de cargar contra el actual rey de España. Así lo aseguró también Eyre en el mismo artículo.

Cargan contra Felipe por haberse quedado sin su 'pagafantas'

La cronista especializada en la casa real definió la situación como un  "aquelarre juancarlista" donde "la que peor parada ha salido es la reina”, a la que “le atribuyen todo tipo de maldades”. “La odian", señaló la periodista. Pero Felipe no se ha ido de rositas. Al rey "le dedican palabras de conmiseración, calificativos desdeñosos envueltos en falsa compasión. '¿Felipe? Un pobre hombre dominado por su mujer, ¡un calzonazos!'", mientras lamentaban que “la que manda allí es la nieta del taxista”. "No tiene el carisma de su padre, ni su inteligencia natural...", cuenta Eyre que añadían sobre el Jefe de Estado.