El esperado reencuentro entre el príncipe Harry y el rey Carlos III parecía estar más cerca que nunca. La visita del duque de Sussex a Londres, con motivo de los Premios WellChild, había abierto una ventana de esperanza para que padre e hijo limaran asperezas después de años de distanciamiento. Sin embargo, una vez más, surge un obstáculo inesperado: Meghan Markle no estaría dispuesta a permitir este acercamiento.

Según fuentes cercanas, la exactriz teme que cualquier gesto de reconciliación deje en entredicho su papel en la vida del príncipe. En Montecito, lejos de Londres, donde se siente protegida junto a sus hijos, Meghan observa con recelo cada movimiento de su marido en suelo británico. Para muchos, su mayor temor es que Harry pueda ser absorbido nuevamente por el círculo real, algo que podría debilitar la independencia que ambos construyeron tras abandonar la monarquía en 2020.

El temor de Meghan Markle a perder el control de Harry

Los expertos en la realeza británica coinciden en que la reconciliación entre Carlos III y Harry sería un golpe devastador para la narrativa de Meghan. Durante años, la duquesa de Sussex ha insistido en los daños emocionales que sufrieron dentro de “La Firma”, y ver a su esposo estrechando lazos con su padre contradice ese discurso. Según el biógrafo real Tom Bower, cualquier acercamiento podría convertirse en un arma de doble filo.

El rey estaría abierto a perdonar, pero teme ser traicionado nuevamente, como ocurrió tras la publicación del libro Spare, donde Harry reveló episodios íntimos de su familia que dañaron gravemente la confianza. Para Meghan, este hipotético perdón no solo sería incómodo: la dejaría en una posición incómoda frente a la opinión pública, que ya la percibe como la principal responsable de la ruptura. Por ello, la excorresponsal real Jennie Bond afirmó a OK! que es “poco probable que Harry se reúna con su padre sin el apoyo de Meghan Markle”

Un reencuentro cargado de tensión y viejas heridas

La última ocasión en la que Harry y su padre coincidieron fue en febrero de 2024, cuando el monarca anunció su diagnóstico de cáncer. Aquel encuentro, breve y hermético, apenas sirvió para intercambiar unas palabras. Ahora, la posibilidad de un nuevo acercamiento ha encendido las alarmas en Montecito. Según la periodista Jennie Bond, Meghan “tendría sentimientos encontrados” respecto a esta reunión. Por un lado, desea que su esposo mantenga cierta relación con su familia, pero, por otro, teme que ello signifique revivir la vida que dejó atrás. El fantasma de la realeza británica sigue siendo una amenaza para su estabilidad emocional y su imagen pública.

Las fuentes cercanas a los Sussex aseguran que Meghan ha sido clara con Harry: si la reunión con su padre llega a producirse, él deberá tener en cuenta las consecuencias para su matrimonio. Una reconciliación con Carlos III significaría un gesto de perdón hacia la familia Windsor, lo que dejaría a Meghan en evidencia como la única figura en confrontación directa con la monarquía. En este escenario, Harry se encuentra en una encrucijada: elegir entre apoyar a su esposa y mantener la distancia con su padre o arriesgarse a reabrir viejas heridas familiares. La prensa británica apunta a que Meghan ha puesto sobre la mesa la opción más dura: priorizar a ella y a sus hijos por encima de cualquier intento de acercamiento a la Casa Real.