Sangre azul. Una expresión medieval para designar a miembros de la realeza. Como reyes y príncipes no trabajan, no les toca el sol y a través de una piel blanquísima se les ven las venas. Y la sangre, vista a través de la piel, parece de color azul. En el s. XXI los monarcas siguen sin trabajar y la reina Letizia detesta tomar el sol, porque envejece la piel prematuramente. A los 47 años ya sólo quiere envejecer con alguna dignidad, la que le permitan las diversas operaciones de cirugía estética a las que se ha sometido.
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Sobre el ojo izquierdo, en la sien, venas muy marcadas. La ironía de la sangre azul de no trabajar es que el acto era del apertura del curso de Formación Profesional que Zarzuela vende así: "La F.P. son los estudios profesionales más cercanos a la realidad del mercado de trabajo". Letizia, experta en el mercado de trabajo. Oxímoron descomunal, como hablar de monarquía parlamentaria. La prensa sigue destacando el modelito de la reina: "Recupera su traje de Carolina Herrera, color azul índigo, corte camisero, largo midi y ancho cinturón en el tono" (Revista Hola).
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Acto oficial, miércoles en Alicante, y los fotógrafos le han hecho esta jugarreta. Un teleobjetivo permite verle las venas marcadas en la cara, síntoma del paso de los años. En Blau ve la ropa azul y la vena azul. Y tanto bótox desperdiciado.