Este lunes, los Reyes Felipe VI y Letizia se desplazaron a Montserrat para presidir un acto conmemorativo por el milenario de la fundación del monasterio, uno de los enclaves religiosos más emblemáticos de Cataluña. Sin embargo, la presencia de los monarcas no ha sido bien recibida por todos. Lo cierto es que no se esperaba una jornada tranquila. Muchos han calificado esta visita como una provocación. Y todo ha derivado en una jornada más tensa y polémica de lo esperado.
Desde primeras horas de la mañana, manifestantes independentistas convocados por la Assemblea Nacional Catalana se concentraron en los accesos al recinto. Las consignas eran claras y rotundas: "Catalunya no tiene rey", "Fuera el Borbón", y proclamas contra los Mossos d'Esquadra y el abad de Montserrat por haber acogido a la Casa Real. Aunque el objetivo inicial era expresar el rechazo hacia el rey Felipe VI. Pero Letizia también ha sido muy increpada y también se ha llevado lo suyo. Ha sido protagonista en los ataques verbales más intensos.
Batalla campal en Montserrat con la visita de los reyes de España
Algunos testigos aseguran que, al descender del tren cremallera, la reina fue abucheada y descalificada de manera directa por algunos manifestantes situados cerca del cordón policial. La situación, lejos de disiparse, fue in crescendo. La tensión en el ambiente, sumada al reducido espacio en los accesos a la abadía, derivó en un forcejeo entre los manifestantes y los Mossos, momento en el cual la escolta real tuvo que intervenir para asegurar la integridad física de los monarcas, en especial la de Letizia.
Agentes de seguridad y escoltas personales de la reina formaron un cordón de protección adicional, rompiendo el protocolo habitual para cubrir su desplazamiento hasta el recinto. Aunque no hubo daños materiales ni heridos de gravedad, la escena fue lo suficientemente caótica como para que desde la organización del evento se calificara el momento como "crítico".
Amplia representación política catalanista
Entre los asistentes a la protesta figuraban diputados de Junts, como Francesc de Dalmases y Ennatu Domingo, así como Mar Besses, del Jovent Republicà, todos en primera línea. Las esteladas colgadas en balcones cercanos y en el hotel adyacente al monasterio completaban una escena de abierta hostilidad hacia la institución monárquica.
En paralelo, el presidente de la ANC, Lluís Llach, lanzó declaraciones incendiarias, afirmando que Felipe VI representa una “monarquía heredera del franquismo”, instando a impedir que se moviera con libertad por el recinto de Montserrat. “Que se lo quede España, aquí no lo queremos”, sentenció.