Ya hace unos cuantos años que Letizia, ahora que es reina, vive en un palacio inmenso lleno de habitaciones. Pero años atrás, cuando todavía no era ni princesa, vivía en un piso de poco más de 70 metros cuadrados en el número 40 de la calle Ladera de los Almendros del barrio de Valdebernardo.
Edificio donde vivía Letizia (GTRES)
A finales de los 90, Letizia Ortiz vivía en un piso de soltera, en la séptima planta de un edificio donde después también estuvo su hermana, la difunta Érika. Se trataba de una urbanización con piscina privada y pista de tenis y donde convivían 135 vecinos en un total de 119 pisos. El portal Cotilleo ha hablado con algunos de los vecinos del inmueble. El piso se reformó parcialmente, y después se vendió por 190.000 euros, aunque ahora rondaría un precio de 300.000. Tiene dos habitaciones, comedor, cocina y un baño. Un espacio donde la ahora reina no dejó entre sus vecinos la más cálida de las impresiones: "Era agradable, pero al mismo tiempo distante. Dudo que tuviera amigos en el vecindario", dicen algunos de los residentes.
Felipe y Letizia (GTRES)
Una Letizia que no se dejaba ver muy a menudo: “La habré visto una o dos veces en la piscina”, “Me la cruzaba en el portal. Iba con coleta y sin pintar, ¡me acuerdo cuando me contó una vez esperando el ascensor que se iba a ir a Irak!” o “Aparcaba muy bien”, son algunos de los recuerdos que tienen los vecinos de la asturiana. Lo que sí recuerdan con más nitidez, por aquella cosa del chismorreo habitual entre vecinos, son los encuentros, suponen, con el entonces príncipe Felipe. "Don Felipe tenía que ingeniárselas como pudiese para pasar desapercibido ante el vecindario", explica el portal. ¿Qué modus operandi utilizaban para sus encuentros? "Coincidían con frecuencia con un hombre misterioso que nunca se quitaba el casco de la moto de la cabeza. Al parecer, era un tipo corpulento y alto que encaja con la descripción del soberano. También dicen que entraba por la terraza”, revela una de las vecinas.
Felipe y Letizia (GTRES)
Tanto ella como el resto tenían un truco infalible para saber si el Borbón había llegado a la casa: “Había problemas con los teléfonos y las puertas del garaje porque ponían inhibidores cuando él venía. Era algo normal, por cuestiones de seguridad”. Suponemos que cuando ahora Letizia y Felipe tienen una cita romántica, él ya ha dejado de entrar por la terraza.