Leonor se ha embarcado en una nueva aventura dentro de su formación militar con la Armada que está a escasas semanas de concluir. Antes de volver con sus compañeros a Elcano, pero ya convertida en oficial, la princesa combate con la fragata Blas de Lezo en Canarias. Es una de las experiencias más duras por su nivel de disciplina y exigencia. Son dos de las semanas más intensas, con clases, maniobras, tareas de mantenimiento, incluso disparará de verdad a blancos en el mar. Tal y como se ha podido saber de primera mano, la hermana de Sofía está haciendo todo lo que puede porque no le falta voluntad, pero esta misión le viene demasiado grande. Se nota que ella no está preparada para el ejército ni tampoco es su ilusión como el resto de militares. Ella cumple con los requisitos como futura jefa de Estado. Necesita la máxima condecoración en los tres ejércitos, como Felipe VI, para poder ser la sucesora de su padre.

Casa Real tiene un serio problema con Leonor y no es precisamente con ella sino con su entorno. La princesa está muy cansada con su formación con la Armada, han sido cinco meses muy intensos a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano sin ver ni tan siquiera a su familia y amigos. Es lo mismo que han tenido que vivir sus escoltas. Están agotados, física y mentalmente. Quieren volver a casa con los suyos y algunos han pensado en dejar este trabajo. La formación militar de la futura heredera está siendo la etapa más dura, hay que pensar que después de dos años todavía queda un tercero en Murcia con el ejército del aire.
Los escoltas de Casa Real piden una rotación porque están agotados
Los escoltas de Leonor, un total de cinco son los que le han acompañado en el buque escuela, ya se han reunido con Casa Real y les han hecho saber sus respectivas situaciones y su hartazgo, están muy cansados y querrían rotar o ya no podrían continuar con esto. Los dos años en Zaragoza y en Marín con la navegación a bordo de toda Latinoamérica ha sido demasiado.
No solo han tenido que vivir alejados de sus familias a miles de kilómetros durante meses, sino que además han tenido que lidiar contra paparazzi y cubrir a la princesa en cada una de sus escapadas privadas con amigos.
En su tiempo libre, la princesa no ha estado quieta en su camarote ni un solo día. Iba a descubrir cada una de las ciudades que visitaba con su grupo de amigos. Salía a cenar y visitaba algún local donde bebía hasta altas horas de la madrugada. Unas imágenes que Casa Real no podía permitir. Además, para colmo, los escoltas se llevaron una buena reprimenda por las fotografías de la hermana de Sofía en bikini en la playa y por las imágenes que filtró un centro comercial, como si todo dependiera de ellos. Es demasiada presión.
