En Casa Real se encendieron todas las alarmas el pasado viernes. Leonor, la futura reina de España, sufrió un episodio de gran gravedad durante su formación en la Escuela del Aire en San Javier y tuvo que recibir asistencia médica inmediata. La princesa de Asturias, que acaba de iniciar el curso militar con el ejército del aire, vivió un momento de máxima tensión que confirma lo que ya muchos sospechaban: no está preparada físicamente para el frenético ritmo de una instrucción militar, algo que ya le sucedió en los dos cursos anteriores. Es una queja constante. La hermana de Sofía no puede seguir el ritmo de sus compañeros.

Desde su llegada a la academia el 1 de septiembre, la hija de Felipe VI y Letizia se ha unido a los alumnos de cuarto curso en calidad de alférez, con la promesa de salir convertida en teniente y condecorada por tercera vez. Un reto que debería ser motivo de orgullo, pero que en realidad se ha convertido en un quebradero de cabeza. Los superiores ya sabían que Leonor no llegaba en plena forma física, y los primeros días han confirmado los temores.
Leonor termina en la enfermería tras unas exigentes pruebas físicas
El entrenamiento militar es duro, exige resistencia, fuerza y un sacrificio constante. Para Leonor, que nunca ha tenido como prioridad el deporte, el esfuerzo ha sido excesivo. Según fuentes internas, la joven forzó demasiado su cuerpo en las prácticas y terminó mareada, exhausta y con vómitos. Fue entonces cuando se decidió llamar al equipo médico de la academia, que la atendió de urgencia para estabilizarla. El episodio, aunque controlado, dejó claro que su formación no podrá seguir el mismo nivel que el de sus compañeros.
En Zarzuela ya se admite que a la heredera se le ha diseñado un plan adaptado. No realizará vuelos en solitario y, por ahora, todas las prácticas se harán en simulador o con la compañía de un instructor. A su conocida fobia a las alturas se suma ahora la evidencia de que no puede soportar el mismo entrenamiento físico que el resto. La idea es sencilla: cumplir el expediente, conseguir la tercera condecoración y completar el recorrido simbólico que han hecho su padre y su abuelo, pero sin poner en riesgo su salud. Ella recibirá la condecoración y la máxima puntuación independientemente de sus resultados, pero nunca afectará a sus compañeros.
El incidente ha causado gran preocupación. No es la primera vez que la princesa acude al médico en el marco de su formación, pero nunca con tanta alarma. La imagen de una Leonor fuerte y preparada para liderar el ejército choca con la realidad de una joven que lucha contra sus miedos, sus limitaciones físicas y la presión de ser la futura reina de España. En San Javier, la consigna es clara: protegerla. Aunque eso suponga un bochorno silencioso dentro de las Fuerzas Armadas.
