Leonor ha alcanzado la mayoría de edad y asumido formalmente su compromiso de cumplir con las responsabilidades que le corresponden como heredera al trono. Su juramento institucional ha sido bien recibido por la ciudadanía, lo que refuerza la estabilidad de la corona de cara al futuro. No obstante, aunque plenamente consciente de su papel en España y de la importancia de su figura, la princesa es, ante todo, una joven que desea disfrutar de experiencias propias de su edad, como salir con amigos, bailar, cenar fuera o simplemente compartir momentos cotidianos. Sin embargo, estas actividades, perfectamente normales para cualquier persona de su generación, deben ser manejadas con gran cuidado debido a las implicaciones que su conducta podría tener en su futuro como reina.
Desde que ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza, Leonor ha comenzado a disfrutar de cierta independencia, lo que la ha llevado a explorar espacios de ocio. En una de estas salidas, fue vista por primera vez en una discoteca, un hecho que rápidamente captó la atención de numerosos testigos, quienes inmortalizaron el momento con sus teléfonos móviles a pesar de la presencia de escoltas. Estas imágenes no fueron bien recibidas por sus padres, el rey Felipe VI y la reina Letizia, quienes ya han tenido conversaciones con su hija sobre la importancia de actuar con moderación. Les preocupa que este tipo de fotografías puedan dañar su imagen pública a largo plazo.
El equipo de seguridad de la Casa Real toma medidas estrictas para proteger la privacidad de la princesa en estas ocasiones. Aunque no impiden que las personas hagan fotografías generales, sí intervienen si alguien intenta capturar imágenes directamente de Leonor. En esos casos, los escoltas solicitan al testigo que revise su dispositivo y eliminan cualquier material que consideren inapropiado.
Leonor ha salido de fiesta en varias ocasiones desde que llegó a Zaragoza y también está explorando opciones de ocio en otras localidades más pequeñas, como Marín o Pontevedra. Sin embargo, Felipe y Letizia encuentran algo de alivio en su próximo embarque en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, donde pasará un tiempo en alta mar, lejos de discotecas o cámaras indiscretas.
Leonor y Letizia discuten por sus salidas nocturnas
La situación recuerda a la juventud de Letizia, quien en su momento llevó una vida más libre, desconocedora de que algún día se convertiría en reina. La propia Letizia, con cierta melancolía, intenta hacerle entender a Leonor que no puede permitirse los mismos lujos que sus amigas. Aunque le duele limitar a su hija, sabe que su posición exige sacrificios. Por ello, la Casa Real ha puesto a disposición de Leonor un apartamento privado, un espacio donde puede reunirse con amigos o tener momentos de ocio sin la presión de ser observada. Este gesto busca ofrecerle algo de normalidad en una vida marcada por el deber y la exposición pública.
Letizia es la que no quiere que Leonor muestre esa imagen. Cada vez que se dice en un medio de comunicación que la princesa fuma cigarros electrónicos o que bebe vodka con limón le hierve la sangre. Empieza a tener problemas con el alcohol precisamente porque discute con su madre por el mismo tema. Aunque solo bebe cuando sale de fiesta, la reina no quiere que consuma ni una sola gota.