Leonor empezó el último curso de su formación militar el pasado 1 de septiembre. Un reto que no le hace ninguna ilusión. La princesa aterrizó como alférez en la Escuela del Aire de San Javier, en Murcia, y si supera la prueba saldrá como teniente. Se ha integrado en el cuarto curso junto al resto de cadetes. En teoría, el programa es el mismo para todos, pero la realidad es que se ha ajustado a las necesidades de la heredera. Si lo completa, sumará las tres condecoraciones y se convertirá en la primera mujer en alcanzar el rango más alto de las Fuerzas Armadas. Sobre el papel, todo muy heroico.

Leonor montada en el Pilatus
Leonor montada en el Pilatus

Pero los problemas son evidentes. La instrucción en tierra ya le costó porque nunca había empuñado un arma. En la Armada lo pasó fatal: seis meses embarcada en el Juan Sebastián Elcano, sin familia ni amigos, navegando en condiciones adversas. Y ahora llega lo peor: el aire. Leonor tiene pánico a volar. Sufre vértigos, miedo a las alturas y no está en la mejor forma física. Un cóctel complicado para alguien que debe pilotar aviones.

Nunca ha volado. Su debut será en un simulador, porque no está preparada para ponerse a los mandos de un aparato real. Más adelante, y siempre acompañada de un instructor, surcará los cielos. Jamás sola. Su vida es demasiado valiosa para arriesgarla en un accidente. La prioridad es proteger a la futura reina, aunque eso signifique suavizar los requisitos.

Han puesto a Leonor en manos de especialistas por su miedo a volar 

El miedo es real. La princesa ha tenido que acudir al psicólogo para intentar controlar sus fobias. En su primera aparición ante la prensa en San Javier se mostró tensa, incómoda. Cuando le preguntaron si le imponía el reto, sonrió forzada y dijo: “Con ganas de aprender, pero poco a poco”. Una frase que lo dice todo.

Lo cierto es que este temor viene de lejos. El año pasado, antes de embarcarse en el Elcano, ya se intentó que superara su miedo a volar. Fue un fracaso absoluto: se paralizó en la cabina y tuvieron que bajarla. No es lo mismo viajar como pasajera en un vuelo comercial que ponerse a los mandos.

Ahora, con los modernos PC-21 del Ejército del Aire, el desafío es mayúsculo. Sus superiores intentan animarla, sus compañeros la apoyan, pero el vértigo sigue ahí. Leonor se enfrenta a su mayor enemigo: ella misma. La disciplina militar nunca le ha gustado, la resistencia física no es su fuerte y el miedo al vuelo la bloquea. Una futura reina que, en San Javier, es vista más como un problema que como una promesa. Una auténtica calamidad.

Princesa Leonor / Casa Real
Princesa Leonor / Casa Real