Aparentemente, Juan Carlos I y Felipe VI se encuentran totalmente distanciados. Sin embargo, no es así. A los ojos de Letizia, sí. La reina monta en cólera cuando ve que el actual rey habla con el emérito, quien tanto daño a hecho a la corona, y ha puesto en jaque el futuro reinado de Leonor. Muy a su pesar, en agosto de 2020, el monarca se vio obligado a exiliar a Juan Carlos a Abu Dabi, toda una deshonra, pero era el mayor castigo a sus polémicas. Allí lleva tres años y no hay fecha de regreso. El marido de Sofía ha vuelto para algunos acontecimientos, pero no para quedarse de forma permanente. Su propio hijo le prohibe la entrada, o más bien su nuera, su gran enemiga. Hasta que no haya un cambio de gobierno, Felipe está atado de pies y manos.
Juan Carlos y Felipe siempre han mostrado una estrecha relación hasta que llegó Letizia. La actual reina le fue apartando de toda su familia. Pronto se cumplirán 30 años de la muerte de Juan de Borbón, abuelo del rey. En su funeral fue la primera vez que se pudo ver al emérito llorar en público.
Juan de Borbón falleció en la sexta planta de la Clínica de Navarra rodeado de los suyos. Unas semanas antes de su fallecimiento pidió una pizarra a los médicos para poderse comunicar, ya que padeció cáncer de laringe y no podía hablar. “Estoy cansado y veo como una liberación el día en que suelte mis ataduras”, escribió. Y también: “A las enfermeras, cuando me muera, les dais cinco pesetas a cada una”.
Felipe tenía muy buena relación con su abuelo, le sinceró que había roto con Isabel Sartorius, algo de lo que se alegró porque no le gustaba para él. “¿Crees que vas a tener todas las ventajas de ser príncipe de Asturias y ninguno de sus inconvenientes?”
Todo lo que se hablaba en esa habitación salió publicado
Se conoce todo lo que sucedió en el interior de aquella habitación de hospital porque el CESID instaló micrófonos por todas partes. Las grabaciones llegaron a todas las redacciones. Precisamente, fue en una de esas grabaciones donde quedó patente el gran cariño que Juan Carlos tenía a su hijo Felipe. Igual que al emérito se le puso un mote, su hijo también tenía el suyo. El marido de Sofía le llamaba de forma cariñosa “felipón”.
Felipe está más que acostumbrado a los motes. Sus compañeros del colegio le llamaban “Flip”.