Juan Carlos I está muy preocupado porque sabe que su final está cada vez más cerca. Está próximo a cumplir 88 años, el próximo mes de enero. Ya es una edad muy delicada. Si hay algo a lo que le tiene mucho miedo es a la muerte, es lo único que a lo largo de su vida no ha podido comprar ni por ahora puede hacerlo con su multimillonario patrimonio. No obstante, puede mejorar su calidad de vida durante el tiempo que esté vivo. Tiene más posibilidades de mejores cuidados, atención médica, ejercicio o alimentación.

Una de las mayores preocupaciones del emérito en el día de su muerte es la soledad. No quiere morir solo. Ahora mismo vive en el exilio a miles de kilómetros de su casa. Querría morir en Madrid rodeado de sus familiares y amigos, pero eso es algo que podría no suceder. Felipe VI no está dispuesto a dar luz verde a su padre hasta el día de su fallecimiento o cuando le comuniquen los médicos que ha llegado el momento.
Juan Carlos I padece artrosis desde hace una década. El emérito sufre la mima enfermedad que su madre. A día de hoy utiliza una silla de ruedas en el entorno privado, pero cuando sale a actos públicos se deshace de ella, no quiere que le vean con una silla. Se agarra al personal de seguridad y a su bastón para mantenerse en pie. Se ha operado en más de una decena de ocasiones sin mucho éxito, tanto de rodillas como de cadera. También se ha sometido a tratamientos de medicina regenerativa con células madre y plaquetas en sangre, tampoco ha funcionado.
Juan Carlos I intenta retrasar el día de su muerte
El marido de la reina Sofía se ha gastado grandes cantidades de dinero en su recuperación. Incluso habría participado en uno de los tratamientos revolucionarios solo al alcance de los más ricos para vivir más años.
Pilar Eyre comentó sobre la transformación: "No parecía él, tenía una cara completamente diferente. Hinchada en ciertas áreas, la mandíbula había cambiado, los rasgos faciales eran distintos; lucía mucho más joven. Su aspecto general también era más juvenil, moviéndose sin bastón y apenas apoyándose en su asistente, atribuido a una nueva ilusión”.
Un informante compartió con Eyre: "Todos nos quedamos asombrados de lo bien que está, de su buen aspecto. Se mueve de manera mucho más ágil. Además, su rostro ha experimentado un cambio completo. Usaba mucha protección solar, dejando su cara casi blanca".
El tratamiento lo habría seguido en Abu Dabi, donde está la medicina regenerativa mucho más avanzada.
