Hace más de 15 años que la Casa Real anunciaba que la infanta Elena y Jaime de Marichalar habían decidido “cesar temporalmente su convivencia”. Una frase muy ceremoniosa para expresar lo que muchos ya intuían, que estaban a punto de separarse y, posiblemente, divorciarse. En esa época, Zarzuela todavía intentaba mantener las formas y recrear una imagen familiar estable y unida. Hoy en día, esta pareja solo conoce las discusiones. Te contamos lo último, un altercado que escaló hasta la prensa.
Pocas razones quedan para entender por qué, en su momento, la infanta Elena y Jaime de Marichalar quisieron contraer nupcias. Lo cierto es que no fue un matrimonio agradable, por lo que es comprensible que no recuerden sus días de pareja con sentimientos positivos. En estos años juntos, el disgusto de la hija del rey emérito con su marido aumentaba a diario. Todos los días, el aristócrata llegaba a su residencia a la hora en la que su mujer debía llevar a sus hijos al centro educativo. Su vida social era muy intensa, al punto de descuidar a su familia.
En más de dos años de separación llegaron a la conclusión de que lo suyo no iba a avanzar, así que se divorciaron de mutuo acuerdo. Sin embargo, parece que nada ha cambiado. Sus relaciones siguen siendo tensas, no se ponen de acuerdo respecto a sus hijos y cuando se cruzan en público se evitan. Del encuentro más reciente todavía saltan chispas, los exduques perdieron el control en un altercado sobre Froilán.
La infanta Elena y Jaime de Marichalar, enfadados por Froilán
A la aristócrata le disgusta la predilección que tiene Jaime de consentir demasiado a sus hijos. Con el Palacio tuvo serios problemas, porque Froilán se mete en un aprieto tras otro cuando está en España. Obligada a tomar una decisión, convenció a Juan Carlos I de que lo recibiera en Abu Dabi. El abuelo lo recibió en tierras del Medio Oriente, le alquiló un piso para darle independencia y le consiguió un trabajo como becario en una petrolera donde se presume que gana un sueldo elevado. Pero nada de esto es suficiente, pues insiste en regresar al país y ver a sus amigos.
Hace ya un año que se mudó al país árabe y continúa sin adaptarse. Considera que ya cumplió su cometido, que la polémica que suscitó en los pasados meses ya fue olvidada. Además, los medios no estarían sobre él si se comportara apropiadamente. No obstante, hay quienes aseguran a Informalia que “cuando viene a España se desata”. No sería, ni de cerca, una buena idea concederle este capricho.
Marichalar apoya a su hijo y Elena es quien insiste en que siga en Abu Dabi. De hecho, el pamplonés ofreció estancia permanente para él en el barrio de Salamanca. La hermana de Felipe está harta de que las grandes ideas y soluciones de su exmarido se interpongan dificultando las enseñanzas y sanciones que pretende dar a sus hijos. Como no soportan verse en persona, los padres del joven tuvieron la discusión más fuerte y sonada por teléfono. Ella dejó claro que su primogénito seguiría los planes y estaría libre de controversias en España.
Si Froilán desafía a la infanta Elena bajo el amparo de Jaime de Marichalar, tendría que lidiar con una catástrofe mayor a unas fotos en el periódico.