La infanta Elena y Jaime de Marichalar nunca se quisieron. La hermana mayor de Felipe VI no quería desilusionar a sus padres como hicieron sus hermanos, por ello se casó con alguien de la aristocracia, pero realmente no estaba enamorada. En el último momento se arrepintió, justo el día de la boda, pero ya era demasiado tarde para echarse atrás. Le tocó vivir un matrimonio impostado. No era feliz. Además, el carácter del exduque de Lugo cambió, no era igual que la persona que conoció en su día. Se volvió muy aburrido y quejica. Elena y Jaime empezaron a discutir mucho, las peleas eran una constante. De hecho, tuvieron a Froilán y Victoria Federica para ver si la convivencia mejoraba, pero solo empeoró.

Boda infanta Elena y Jaime de Marichalar
Boda infanta Elena y Jaime de Marichalar

 

La hermana de Felipe VI no era feliz con Jaime, así que tomó la decisión de divorciarse, aunque fue algo que no gustó, el primer divorcio en Casa Real, y la confirmación de un matrimonio que hacía aguas por todas partes. Sin embargo, justo en el momento en que se iba a anunciar el cese de la convivencia, el exduque de Lugo sufrió un infarto y Juan Carlos le recomendó a su hija continuar con él hasta que se recuperase, no era buena idea anunciar un divorcio ahora porque quedaría como una mujer que abandona a su marido y a su familia en los peores momentos, como si hubiese sido por el infarto y sus consecuencias.

La infanta Elena no era feliz con Jaime de Marichalar

Pero realmente es que Jaime de Marichalar daba órdenes a la infanta Elena y se enfadaba si ella no las cumplía. El exduque de Lugo quería que su mujer fuese la mejor vestida, siempre elegante e impoluta. Le hacía un examen todas las mañanas, no podía salir a la calle sin su consentimiento. Si algo no le gustaba debía quitárselo y cambiárselo. La hacía vestirse siempre con tacones altos y ropa elegante, aunque su preferencia en muchos casos era utilizar sandalias y zapatillas, pero Jaime no quería.

La infanta Elena se vio controlada por su marido en todo momento. Eso afectó a su personalidad pero también a su vida social y emocional. Se volvió una mujer muy triste. No hablaba con nadie ni se relacionaba, era Jaime de Marichalar quien siempre tenía la palabra. Tampoco veía tanto a sus amigas, seguía los pasos de su marido y le presentaba un nuevo círculo de amistades.

Realmente Elena es una mujer muy sencilla, fue Jaime de Marichalar quien la llevó a otros terrenos en los que no se sentía cómoda, a pesar de pertenecer a la realeza. La hija de la reina Sofía vivió un auténtico infierno durante su matrimonio y necesitaba salir de allí para volver a brillar y que ningún hombre la apagase, ella tenía luz propia.