El mes de agosto ya es historia. Acabamos de empezar el mes de septiembre y todo el mundo va cogiendo posiciones por lo que vendrá, si es que no estaba lo bastante clara la posición de todo el mundo. En la familia real también. Empezando por el rey Felipe VI, que con su silencio sobre la exhumación del cadáver de Franco ha dejado claro que no piensa mover un dedo para criticar a alguien con quien siempre se ha asociado a los borbones.
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Y continuando con Marichalar. Pero no Álvaro, sino Jaime. Estamos acostumbrados a que la oveja negra de la familia, el bocazas por excelencia sea el aventurero y no el ex cuñado del rey. Tan pronto Álvaro de Marichalar publica tuits incendiarios criticando a los independentistas catalanes, como monta shows en manifestaciones unionistas, como llena Catalunya de pancartas en contra de la trama del 3%, como se va a la ONU a denunciar a los mossos que "le secuestraron y torturaron", según dice él.
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Hasta ahora, quien se mostraba más distante sobre la cuestión catalana era su hermano. El ex marido de la infanta Elena, desde que se separó de ella, se ha mostrado más prudente y normalmente no abre la boca envolviendo su silencio en las pashminas que tanto le gustan y acostumbra a llevar. Pero En Blau ha podido saber lo que piensa sobre el conflicto entre España y Catalunya. Quizás no abre la boca, pero cuando suelta el dedo en watsapp, se queda a gusto. El tema que le ha hecho salir de la cueva ha sido el "España nos roba", frase que a él le indigna sobremanera. Y para ilustrarlo, el ex duque de Lugo tira de su hemeroteca personal y hace una lección de Historia Breve de Catalunya en forma de mensajes.
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Jaime de Marichalar ha escrito una tesis personal e interesada de los últimos 300 años de historia a Catalunya, en unos mensajes que ha conseguido en exclusiva este diario. Estos mensajes han sido enviados a amigos con los que participa en un grupo de WhatsApp, la gran mayoría de la capital de España. En Blau ha conseguido estos mensajes directamente de uno de los miembros de este grupo de WhatsApp. Unos mensajes donde se va hacia 1714, cuando Barcelona "era un pueblo de 37mil habitantes y Madrid de 120mil. Cataluña era uno de las regiones más pobres de España", cosa que él atribuye al comercio de Indias que monopolizaba los puertos del antiguo reino de Castilla.
Los siguientes mensajes ya contienen la primera fina ironía de Marichalar, al referirse al "denostado Borbón" que cambió el destino de las mercancías del puerto de Barcelona e hizo subir a Catalunya "como la espuma". ¿Gracias a qué? Según él, porque "el denostado Borbón puso el comercio de esclavos, desde África hasta las Indias, en manos de la burguesía catalana en régimen de monopolio. Los ingentes beneficios de este vil comercio sirvieron para montar la incipiente industria téxtil catalana".
Continúa el panegírico sobre "el denostado borbón", que "protegió a la incipiente y poco competitiva industria téxtil catalana aplicando unos aranceles aduaneros exorbitantes a los paños ingleses y flamencos". Según el ex duque, unas telas enriquecieron a Catalunya y empobrecieron a Castilla. Tela la que tiene él con su lectura sesgada de los hechos, que también llega a la guerra civil, cuando Franco invirtió dinero del Instituto Nacional de Industria en Cataluña, "con la factoría Seat a la cabeza".
Una medida que significó "el despegue económico de Cataluña cuando el resto de España siguió en la miseria". A Marichalar le sulfura la cuestión económica. Su trayectoria ya indica a las claras que él se mueve por dinero y que cuanto más cerca esté de la gallina de los huevos de oro, mejor. De ahí la guinda del pastel, cuando le sale toda la bilis acumulada después de los 300 años a los que ha dado repaso, y suelta lo que verdaderamente piensa de los catalanes: "Así que cuando escucho o leo a los catetos catalanistas decir '¡España les roba!', me entran ganas de correrlos a boinazos".
Jaime de Marichalar se ha destapado. Se ha quitado la máscara de moderado. Y la boina con la que iría dando guantazos después de sus lecciones de historia. Ya lo decían en época franquista, que "la letra, con sangre entra".