La princesa Gabriella Grimaldi, con tan solo 9 años, ha emprendido un sorprendente viaje hacia la sofisticación y el glamour, evocando el estilo natural de su tía, Carolina de Mónaco. Como heredera de la elegancia que definía a su abuela, Grace Kelly, Gabriella ha emergido como un ícono de moda en el principado, destacándose por encima de otras figuras de la realeza con su presencia y estilo.

Sin embargo, la conexión de Gabriella con la princesa de Hannover va más allá del aspecto estilístico. Al igual que Carolina, la primogénita de Grace Kelly y Rainiero, Gabriella también se enfrenta a las limitaciones de la Ley Agnaticia, Gabriella, una variante de la ley sálica que prioriza a los varones sobre las mujeres en la sucesión al trono. Debido a esto y al papel que le aguarda en el futuro, la princesa de Hannover se erige como un modelo crucial para su sobrina en la formación de su papel en la realeza, incluso más allá de su propia madre, la princesa Charlene. No obstante, Gabriella no es la única que exhibe una notable similitud con una de sus tías en cuanto a su personalidad. De acuerdo con fuentes cercanas al Palacio Grimaldi, Jacques, el heredero al trono de Mónaco, no se asemeja en absoluto a ninguno de sus padres, sino que más bien parece haber heredado el espíritu rebelde de su tía, Estefanía de Mónaco.

El espíritu de Estefanía vive en Jacques Grimaldi

La hija menor del príncipe Rainiero y Grace Kelly, destinada a seguir el protocolo, optó por una vida radicalmente diferente a la que se esperaba de ella. Se dedicó al modelaje, diseño, canto, actuación, arte circense y, sobre todo, llevó a su padre a la desesperación con su vida amorosa tumultuosa. Desde su infancia, fue una niña inquieta y rebelde que desafiaba a los fotógrafos y perturbaba los eventos oficiales con sus travesuras. A pesar de los esfuerzos de sus padres por enderezarla, enviándola a las mejores escuelas e incluso internándola en una de ellas, ella continuó escapándose o siendo expulsada.

Logró completar la educación secundaria, pero optó por no continuar, ya que, como ella misma expresó, "la sola idea de la universidad me aburre". Después de diversos affaires y relaciones escandalosas con sus guardaespaldas, así como el nacimiento de una hija fuera del matrimonio, los constantes escándalos de Estefanía solo aumentaban la inestabilidad en su vida y, sobre todo, generaban un profundo distanciamiento con su hermana Carolina y su padre, ya que nunca se adaptó al protocolo de la vida real.

El pequeño príncipe heredero despierta comparaciones con su tía más rebelde

Ahora es el joven Jacques Grimaldi quien ocupa el lugar que alguna vez tuvo Estefanía en el Principado. A diferencia de su hermana gemela, el príncipe heredero se distingue por ser un niño rebelde, contestón y malcriado. Insiste en que todo se haga a su manera y no acepta un no como respuesta. Su posición en la línea de sucesión al trono le ha conferido una actitud presuntuosa que no es del agrado de muchos en el Palacio, lo que ocasiona que Charlene y Alberto tengan dificultades para encontrar cuidadoras que tengan la paciencia necesaria para lidiar con el carácter rebelde del pequeño Jacques. De este modo, el heredero al trono monegasco parece seguir los pasos de su tía, desafiando las normas y provocando dolores de cabeza a sus padres, tal como lo hizo Estefanía en su tiempo.