Juan Carlos I está más cerca de Galicia que nunca. Después de los chantajes, parece que Felipe VI le habría dado luz verde para vivir en Portugal. El emérito habría abandonado Abu Dabi y desde este mes de julio estaría viviendo en Lisboa, en la zona de Cascais. Ha sido la infanta Elena quien le ha ayudado en este traslado. Desde que el marido de la reina Sofía tuvo que exiliarse, ahora hace cinco años, su hija mayor se ha convertido en su sombra y máximo apoyo, son uña y carne. Inseparables. De hecho, la próxima semana los dos viajarán a Estados Unidos para competir en el Campeonato Mundial de Vela. Una pasión que ambos comparten, y en esta ocasión competirían el uno contra el otro. Esta semana se han trasladado a Galicia para los entrenamientos, tal y como ya adelantamos.
En privado, como siempre, Juan Carlos I intenta reunir a sus familiares este fin de semana para una pequeña fiesta con amigos. Aprovechará la batea de mejillones para celebrar una fecha más importante. Se cumplen 50 años desde que la monarquía se instauró en España a raíz de la muerte del dictador Francisco Franco. Una pequeña fiesta que llegaría en un momento de tensión con Felipe VI porque el emérito continúa desafiándole. Según la editorial Planeta, las memorias van a salir este mismo año, nadie las ha frenado.
Juan Carlos I desafía a Felipe VI con una gran fiesta
Según ha podido saber Vanitatis, el monarca planea celebrar el sábado 13 de septiembre un encuentro muy especial en Sanxenxo, con una batea como escenario, símbolo inequívoco de Galicia. De esta forma estarán apartados del foco mediático. Se espera la llegada de lujosos jets privados desde todas las partes de España y de otros países, ya que el exmonarca tiene amigos por todo el mundo. Todos han recibido la invitación, siempre le gusta hacer las cosas a lo grande.
Esta será una reunión para festejar esos 50 años de monarquía, pero también de despedida y suerte, Juan Carlos I se marcha con su hija a Nueva York durante un par de semanas para participar en el Campeonato Mundial de Vela, que él mismo ha ganado en varias ocasiones.
Una cena en la batea, con mejillones recién sacados del mar, buen vino gallego y las historias de siempre compartidas entre amigos. La celebración tendrá lugar en las aguas de Sanxenxo, que desde que se encuentra en el exilio se han convertido en un refugio para él. Los gallegos le reciben siempre con los brazos abiertos, igual que su amigo Pedro Campos, uno de sus pilares más importantes.
