El Palacio de la Zarzuela vive hoy días de profunda preocupación y tristeza, exacerbados por la tensión y el agotamiento de la propia reina Sofía ante el irreversible deterioro de su hermana, Irene de Grecia. Ahora bien,  ante la gravedad de la crisis familiar, y conscientes de que el propio rey Felipe VI ha tenido que hacer una pausa en sus deberes durante el fin de semana, la infanta Elena ha asumido una postura firme: sus hijos, Froilán y Victoria Federica, deben estar junto a su abuela y su tía en estos momentos críticos. Esta decisión busca reagrupar a la familia, que hasta hace poco se percibía dispersa, y obligarla a enfrentar unida la cruda realidad del deterioro físico y emocional de dos de sus pilares femeninos más esenciales.

La reina emérita, con casi 87 años, atraviesa una depresión profunda que la ha alejado casi por completo de la vida pública. Dicen quienes la han visto que ya no es la mujer fuerte y serena que durante décadas sostuvo con dignidad los escándalos del clan Borbón. La infanta Elena, siempre considerada el corazón tradicionalista de la familia, teme que su madre se apague lentamente, víctima de la soledad y el dolor por el estado crítico de su hermana.

Infanta Elena
Infanta Elena

Sofía e Irene, unidas en el dolor y la fragilidad

En Zarzuela, el ambiente es denso, silencioso y cargado de nostalgia. Irene de Grecia, la inseparable “tía Pecu”, ya no reconoce a nadie. La enfermedad que le fue diagnosticada hace tres años, un Alzheimer agresivo, ha avanzado sin piedad. Hoy, la hermana menor de la reina Sofía permanece postrada en cama, sin fuerzas, sin recuerdos y sin la sonrisa que durante décadas iluminó su entorno.

Para Sofía, que siempre la acompañó con devoción casi maternal, ver a Irene perderse en su propio olvido ha sido un golpe devastador. Los expertos dicen que la reina sufre una pérdida emocional profunda, imposible de revertir. De hecho, la madre de Felipe VI pasa horas junto a su hermana, tomada de su mano, en un intento desesperado por aferrarse a lo que el tiempo les está arrebatando. Y mientras tanto, Elena lucha contra el desánimo que se respira en el palacio, intentando inyectar esperanza allí donde ya no la hay.

Victoria Federica y Froilán: el llamado al deber familiar

Consciente de la gravedad del momento, la infanta Elena ha pedido a sus hijos que regresen a Zarzuela con frecuencia. Victoria Federica, habitual de los eventos sociales y de la vida nocturna madrileña, ha reducido sus escapadas para acompañar a su abuela y a la tía ‘Pecu’. Por su parte, Froilán, quien vive en Abu Dabi, no duda en visitar a su abuela cada vez que pisa España. Fuentes de su entorno aseguran que el joven mantiene un vínculo especial con Sofía, y que ambos comparten conversaciones largas y afectuosas, llenas de complicidad y cariño.

Victoria Federica / GTRES
Victoria Federica / GTRES

Elena de Borbón, fiel a su carácter reservado, ha asumido el papel de guardiana del equilibrio familiar. En medio de los silencios tensos y las distancias irreconciliables entre hermanos, intenta reconstruir un espíritu de unidad que la reina Sofía siempre soñó mantener. No es tarea fácil. Las heridas del pasado, la sombra del rey Juan Carlos y las diferencias entre Felipe y Cristina han dejado un vacío difícil de llenar. Sin embargo, Elena se aferra a su deber como hija y madre, convencida de que el cariño de sus hijos puede ofrecer un consuelo muy necesario a la reina Sofía y a la princesa Irene.