Hace casi tres años que Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin firmaron definitivamente el divorcio llegando a un acuerdo para ambas partes. El mayor beneficiado fue el exjugador de balonmano, que para garantizar su silencio se le premió con una vida muy acomodada, sin problemas económicos. También la infanta se ofreció voluntariamente a hacerse cargo de todos los gastos de los cuatro hijos que tienen en común. Sin embargo, hay algo que no han sabido repartir y finalmente se ha quedado a nombre de los dos. A ambos les unen cuatro hijos y una vivienda en Bidart, la zona donde veraneaban todos los años.
Bidart es un lugar muy importante para ambos, donde la pareja ha sido muy feliz junto a sus cuatro hijos. Los dos tienen buenos recuerdos y ninguno quería deshacerse de la propiedad, así que decidieron turnarse para pasar tiempo en ella. Sin embargo, este verano, por primera vez, han coincidido, como coincidieron hace unos meses en Barcelona, pero nuevamente en solitario, ni rastro de Ainhoa Armentia por ningún lado.
La infanta Cristina no quiere coincidir con Ainhoa Armentia
Siempre que aparece la infanta Cristina, Ainhoa Armentia desaparece como si se la hubiese tragado la tierra, algo que demuestra que entre ambas no hay una buena sintonía. La hermana de Felipe VI ha sufrido mucho y no quiere encontrarse con la abogada. Es la única petición que le hizo a Iñaki Urdangarin. Parece que al exjugador de balonmano le importa muy poco y está a gusto al lado de la madre de sus cuatro hijos, que ahora se ha convertido en una buena amiga a pesar de todos los problemas de los últimos años.
Los dos han coincidido por separado en Bidart, pero parece que por ahora no se ha producido ningún acercamiento. No se han visto en ningún momento, por lo menos públicamente, pero no ha sido una sorpresa, ella sabía que él estaba allí y él que ella llegaba. Han optado por mantener agendas separados y sabiendo que había un gran número de paparazzi por allí han evitado mostrarse juntos.
Los dos también coincidieron en Londres para visitar a Juan Urdangarin, que necesitaba el apoyo de su familia. Aunque también fueron muy discretos.