La vida de la infanta Cristina ha estado marcada por la presión familiar desde su nacimiento. Según un artículo de la revista Paris Match, su llegada supuso una desilusión para sus padres, Juan Carlos I y Sofía. Tras la hija mayor, Elena, esperaban un varón. Cristina no cumplió esas expectativas. La restauración de la monarquía parecía depender de la llegada de un heredero masculino.

Desde pequeña, Cristina comprendió que ocuparía un rol secundario en la Casa Real. Estaba en la última posición de la sucesión, detrás de sus hermanos, Felipe y Elena. Esta realidad condicionó su infancia y adolescencia. Se sintió condenada a vivir una vida de princesa sin corona.

Juan Carlos, Sofía, Felipe, Elena, Cristina y sus perros / Gtres
Juan Carlos, Sofía, Felipe, Elena, Cristina y sus perros / Gtres

La infanta Cristina creció con completo de inferioridad

A pesar de ello, Cristina buscó independencia y formación. En 1989 se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Madrid. Fue la primera mujer de la familia real española en obtener un título universitario. Posteriormente, amplió estudios en Nueva York, cursando un máster en Relaciones Internacionales.

En 1997 se casó con Iñaki Urdangarin, jugador de balonmano. Recibieron los títulos de Duque y Duquesa de Palma de Mallorca. Cristina combinó la vida institucional con la vida privada. Tuvieron cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene. Durante años, representó a la Corona española en actos oficiales y viajes internacionales.

Todo cambió en 2011. La pareja fue acusada por la Fiscalía Anticorrupción de malversación, fraude fiscal, tráfico de influencias y blanqueo de capitales a través del Instituto Nóos. Las imágenes de Cristina en el banquillo de los acusados dieron la vuelta al mundo. La infanta quedó marcada para siempre por el escándalo.

Con la llegada de Felipe VI al trono en 2014, su vida dio un giro definitivo. El nuevo rey decidió excluir a Cristina y a Iñaki de los actos oficiales y retirarles los títulos nobiliarios. La distancia se hizo evidente incluso durante la proclamación de Felipe VI, donde Cristina fue la gran ausente.

Infanta Cristina
Infanta Cristina

La hermana de Felipe VI tampoco tuvo suerte en el amor

La situación personal también se complicó. Tras 24 años de matrimonio, Cristina e Iñaki anunciaron su separación en enero de 2022 y se divorciaron en enero de 2024. Las infidelidades y la presión mediática sumieron a Cristina en una profunda tristeza.

Actualmente, Cristina vive exiliada en Ginebra, trabajando como coordinadora en la Fundación Aga Khan. Visita España solo para estar con su hijo Pablo, su madre o su hermana. A pesar de la distancia, mantiene la relación con su familia cercana.

Según Paris Match, la infanta ha tenido que someterse a tratamientos continuados para cuidar su salud física y emocional. Los problemas de nacimiento, los escándalos públicos y las rupturas personales han sido constantes en su vida. Sin embargo, Cristina demuestra resiliencia y fuerza para sobrellevarlos.