En cada escala latinoamericana, Leonor tiene una foto: con el novio de Carnaval en Brasil, en bikini en Uruguay, bebiendo cerveza en Chile y abrazándose a Letizia en Panamá para el Día de la Madre. Cada imagen se ha analizado con lupa y de la última escala panameña todavía queda mucho por decir. La polémica de Casa Real no acaba hasta que habla Pilar Eyre. Como se acostumbra a decir en EE.UU. “It ain't over till the fat lady sings”, la ópera no acaba hasta que canta la gorda. Eyre aprovecha su blog de Lecturas para analizar punto por punto el encuentro entre madre e hija en puerto y pone el acento en la nueva familia política de Letizia. La reina tiene yerno y tiene consuegra, el guapo novio de Leonor también bajó corriendo del Elcano para abrazarse a su madre. Y las imágenes hablan solas. El chico es el único guardamarina que se atreve a tocar la espalda a la princesa en un momento tan íntimo, cuando corre a saludar a Letizia, haciéndole una leve caricia en el lomo, entre los omóplatos, en señal de afecto:
Así ha sido la llegada del Buque Escuela "Juan Sebastián de Elcano" a la Ciudad de Panamá, donde ha tenido lugar el encuentro de la Reina y la Princesa de Asturias.
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) May 3, 2025
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Todo aparece en el minuto 2:20 del vídeo que ha difundido Casa Real, así que no hay nada que esconder. Letizia y Leonor se echan de menos, recíprocamente. La reina vive muy sola en Zarzuela con un marido ausente en todos los sentidos posibles, y la princesa hace cinco meses que navega con el único consuelo de este joven rubio y esbelto de 19 años, madrileño, que le hace de pareja. Gracias a la travesía con el Elcano sabemos que Leonor tiene pareja, bebe alcohol, toma el sol con dos piezas y en Panamá también hemos sabido que Leonor es malhablada por su expresión a bordo: “Joder la puta nube” (tres palabras, dos palabrotas). El novio le durará como mínimo durante su estancia en la Marina. El año que viene en el Ejército del Aire ya veremos si el viento sigue soplando a favor de la relación. De momento, el gesto instintivo de tocar a la princesa en un momento tan emocionante para ella solo se puede atribuir a una relación amorosa. El chico cuando llega a puerto acaricia a Leonor y corre a abrazarse a sus familiares. Contra el que las voces más pelotas han afirmado, Letizia no intercambia una sola palabra con su consuegra, la madre del novio de su hija, y se la nota incómoda entre plebeyos, mirando al suelo, sin cruzar palabra con nadie:
Eyre lo explica mejor que nadie: “Leonor tal vez le habló de ese chico que le gusta —quizás el que le puso la mano en la espalda cuando se dirigía hacia su madre en el puerto. En ese abrazo de madre e hija, que duró interminables segundos, los ojos de Leonor estaban cerrados y los de Letizia abiertos y chispeantes. Las enfocaron tan de cerca que pudimos advertir hasta los menores detalles, los clips que llevaba Leonor para sujetarse el moño, un prodigio de habilidad estilística, lo bien que le queda el uniforme, la hora de su reloj digital y que, asombrosamente, está menos bronceada que su madre. Letizia, por su parte, lucía su habitual melena con el mechón canoso, iba sin maquillar, sencillamente vestida con una camiseta y unos tejanos blancos, de hecho, era la madre que iba más casual, pero su emoción emocionaba. ¡Cuatro meses sin ver a su hija, sufriendo por ella!”.
Eyre remata: “Le reprochan esa cerveza que se tomó en Brasil. Y sus imágenes en bikini en Chile. Y especulamos sobre si ese chico guapo que tantas veces vemos a su lado es su novio. Y en las redes sociales le leen los labios y afirman que poco antes de desembarcar ha dicho mirando al cielo “joder, la puta nube”. Y si fuera así, ¿qué pasa? ¿No decimos todos palabrotas? ¿No es normal que a estas edades te enamores? ¿Y que te guste ir de fiesta?”. Leonor está estupenda. Letizia, gata vieja, le explicará que este chico guapo, el primer amor, nunca es el definitivo. Que se lo digan a ella, que lleva unos cuantos.