En Mónaco, donde el lujo y el secreto siempre han ido de la mano, un nombre resuena con fuerza: Alexandre Grimaldi, el hijo hasta hace poco desconocido de Alberto II de Mónaco. Con tan solo 22 años, el joven que creció bajo la sombra de su origen ilegítimo se ha transformado en la revelación más inesperada de la casa Grimaldi, irrumpiendo en el mundo de la moda con una seguridad que deja sin palabras a la realeza europea.
El heredero no oficial del soberano ya no se conforma con vivir en los márgenes del principado: ahora brilla con luz propia como rostro del renovado Monte-Carlo Beach Club, un enclave mítico de la Riviera que resucita con aire fresco de la mano de la marca francesa Jacquemus. En esta campaña, inspirada en los veranos dorados de los años 50 y 60, Alexandre se muestra elegante, seguro y con ese magnetismo que recuerda al glamour perdido de la mítica Grace Kelly.
Alexandre Grimaldi: de secreto incómodo a ícono de estilo en Mónaco
Hasta hace poco, el nombre de Alexandre Grimaldi Coste solo aparecía en rumores y titulares incómodos. Era “el hijo secreto” de Alberto II, fruto de la relación con la exazafata togolesa Nicole Coste, y su lugar en la historia del principado parecía condenado a la discreción. Sin embargo, el destino tenía otros planes: la sangre Grimaldi corre fuerte en sus venas y la ambición parece ser parte de su ADN.
El joven ha dejado atrás la sombra de la polémica de su nacimiento para abrirse paso con elegancia. En la campaña del Beach Club no solo posa: encarna el lujo atemporal de la Riviera, esa mezcla de mar, sol y sofisticación que tantas veces sirvió como carta de presentación de Mónaco al mundo. Con porte distinguido y mirada decidida, Alexandre deja claro que no pretende ser un personaje secundario en la saga Grimaldi.
El Monte-Carlo Beach Club y la legitimación social de Alexandre
Que haya sido elegido como imagen de un espacio tan simbólico no es casualidad. El Monte-Carlo Beach Club es mucho más que un hotel con playa privada: es un emblema de la realeza monegasca, escenario de encuentros familiares y eventos oficiales que marcan la vida social del principado. Que el hijo de Alberto II sea ahora la cara visible del lugar suena, para muchos, a un gesto silencioso de legitimación. Los pasillos del club han sido testigos de intrigas, romances y fiestas que marcaron la historia de los Grimaldi. Ahora, con Alexandre al frente de la campaña, el mensaje es claro: el joven ha dejado de ser un secreto y empieza a ocupar un lugar privilegiado en el escaparate social de Mónaco. ¿Un paso hacia el reconocimiento tácito por parte de su padre? Muchos lo interpretan así.
Más allá de la moda, Alexandre busca forjar una identidad propia. Estudia Empresariales y Gestión en Reino Unido, y ha revelado que su ambición no es solo lucir trajes de diseñador, sino fundar una organización benéfica. Su discurso, entre la discreción y el compromiso social, muestra a un joven que quiere dar un giro diferente a la vida pública que inevitablemente lo rodea. No obstante, el glamour sigue siendo parte de su vida. Habitual en los grandes eventos de Mónaco, desde el Gran Premio de Fórmula 1 hasta las fiestas privadas de la aristocracia, Alexandre sabe cómo alternar entre la vida estudiantil y el brillo de la alta sociedad.