Pocos lo saben, pero Carlos III no depende únicamente de la Corona para mantener su nivel de vida. Lejos del esplendor institucional y los fondos públicos, el monarca británico acumula una fortuna personal que deja atrás a muchas celebridades y magnates del Reino Unido. Según el último informe del Sunday Times Rich List, el soberano ocupa el puesto número 238 entre los más ricos del país, con una estimación de 762 millones de euros, la misma cantidad que manejan el ex primer ministro Rishi Sunak y su esposa, la multimillonaria Akshata Murty.

La cifra impresiona, pero lo que realmente escandaliza es el hecho de que este patrimonio no incluye la riqueza oficial de la Corona, sino que se trata de bienes, inversiones y posesiones exclusivamente suyas. Y no solo eso: en tan solo un año, su fortuna personal se ha incrementado en 35,7 millones de euros, gracias a una hábil estrategia de gestión que convierte al rey de Inglaterra en uno de los inversores más eficientes del país.

Carlos III, el gestor silencioso del Ducado de Cornualles y las joyas ocultas de la realeza

Antes de convertirse en rey, Carlos gestionaba el Ducado de Cornualles, un emporio inmobiliario y agrícola fundado en 1337 por Eduardo III y valorado en miles de millones. Aunque ahora el control ha pasado a su hijo, el príncipe Guillermo, no hay duda de que fue la plataforma de despegue de su fortuna. Sin embargo, el verdadero tesoro del monarca se esconde en propiedades heredadas y adquiridas con su propio dinero, como Sandringham House y Balmoral Castle, que pertenecieron a la reina Isabel II y no forman parte del portafolio oficial de la Corona británica.

A estos bienes se suman otras joyas inmobiliarias menos conocidas, pero igual de valiosas, como Birkhall, la casa escocesa donde pasó su luna de miel con Camilla en 2005, o la misteriosa adquisición de una casa junto a la mansión de Camilla, Ray Mill House, supuestamente para garantizar su privacidad. Incluso posee dos residencias rurales en Rumanía, compradas en 2006, que siguen bajo su propiedad. Un verdadero imperio de ladrillo, piedras centenarias y mucho, mucho silencio mediático.

Entre Rolls-Royce, arte de Monet y joyas de diamantes: el inventario secreto de Carlos III

Lo realmente sorprendente no son solo sus propiedades inmobiliarias. Según una investigación de The Guardian, si se considera su colección de arte, joyas, vehículos históricos, sellos y caballos de pura sangre, el verdadero valor de su fortuna podría ascender a 2.381 millones de euros. Una cifra que deja en ridículo los 594 millones que poseen en conjunto David y Victoria Beckham, y que posiciona a Carlos III como una de las figuras más ricas y discretas del panorama europeo. Entre sus posesiones figuran obras originales de Salvador Dalí y Claude Monet, joyas con piedras preciosas invaluables y una flota de coches de lujo que incluye varios Rolls-Royce blindados. Cada pieza de este legado ha sido cuidadosamente preservada, registrada y, lo más intrigante: exenta de tributación en muchos casos gracias a su estatus especial.

Y aquí es donde el escándalo se intensifica. A diferencia del ciudadano común, Carlos III no ha tenido que pagar ni un solo euro en impuestos de sucesión tras la muerte de su madre, gracias a una excepción fiscal otorgada exclusivamente al heredero al trono. Además, ni siquiera tendría que pagar el impuesto sobre la renta, aunque asegura hacerlo “voluntariamente”. Así, entre castillos ocultos, lienzos de museo y cláusulas fiscales que lo blindan, Carlos III se consolida como el rey que acumula millones sin levantar sospechas.