Felipe VI cerró su agenda institucional el pasado 6 de agosto con su último acto en Palma de Mallorca. A partir de ese momento empezaron sus vacaciones oficiales y privadas. La única persona que sabe el verdadero destino de todos los miembros de la corona es Pedro Sánchez como actual presidente del Gobierno, debe estar informado en todo momento de cada uno de sus movimientos por si sucede alguna catástrofe. En un primer momento se dijo que los reyes pasarían unos días en la mansión de los reyes de Holanda con los que tienen una excelente relación, pero realmente no es así. Según el recorrido del Falcon, los reyes estarían en Tesalónica, una ciudad portuaria griega con una gran historia romana. Sin embargo, podrían estar separados, y es que entre los monarcas nunca ha habido una gran relación, sería una confirmación más de su mala relación en su matrimonio. Solo se mantendrían unidos por la corona y el futuro de su hija mayor.

El monarca acudió el pasado domingo a la base aérea de Torrejón de Ardoz donde se reunió con la Unidad Militar de Emergencias que colabora en las tareas de extinción de los incendios que se han generado en las últimas semanas en gran parte del territorio español, desde Galicia, una de las zonas más afectadas, hasta Cádiz. Ha querido brindar todo su apoyo e interesarse por la catástrofe de primera mano. Uno de los primero compromisos de este nuevo curso que dará inicio el próximo 1 de septiembre será precisamente las visitas a las zonas afectadas, donde posiblemente le acompañará Letizia.
La reina Sofía, la máxima preocupación de Felipe VI
Pero este no ha sido el verdadero motivo de la visita de Felipe VI y su viaje urgente a Madrid. Según el recorrido del Falcon, el monarca ya estaba presente en la capital desde el pasado viernes porque encontraron a su madre tendida en el suelo. Había sufrido una caída aparatosa, pero no tuvo que acudir de urgencias, fue atendida por el personal sanitario que cuida a Irene de Grecia.
La situación con la reina Sofía es muy complicada en estos momentos. Están siendo unos meses muy complicados para el monarca y sus hermanas. Sus padres se hacen muy mayores y empiezan a asumir que el final está cada vez más cerca. Presenten algunos problemas serios, en el caso del emérito sus habituales problemas de movilidad, pero en el caso de la reina Sofía se le añade una profunda tristeza. Desde que falleció su hermano Constantino y enfermó su hermana Irene, la emérita no levanta cabeza. No quiere salir de su habitación ni recibir visitas, apenas come ni duerme.
