Los reyes Felipe VI y Letizia han dado el pistoletazo de salida a sus vacaciones privadas 2025, pero no lo han hecho como una familia unida. Lejos quedaron aquellos veranos idílicos en los que los posados en el Palacio de Marivent parecían reflejar una familia consolidada. Hoy, todo es una puesta en escena cuidadosamente orquestada para los medios. Porque detrás de esas sonrisas forzadas, hay una ruptura emocional más que evidente.

Este lunes, 4 de agosto, se celebró la tradicional recepción balear en Marivent. Una obligación institucional que ambos cumplieron con precisión milimétrica. Pero más allá de ese único acto conjunto, ni Felipe ni Letizia han sido vistos juntos nuevamente. Tampoco con sus hijas. Cada miembro de la familia ha optado por su propio camino, cada cual con sus preferencias, amistades… y rumores a cuestas.

Felipe VI y Letizia en Marivent con la reina Sofía
Felipe VI y Letizia en Marivent con la reina Sofía

Un matrimonio sin vacaciones conjuntas: ¿realidad o teatro institucional?

Lo que debería ser una escapada familiar se ha convertido en un misterioso rompecabezas logístico. Y es que, tras presidir la tradicional cena que reúne a más de 600 figuras destacadas de las Baleares en el palacio de Marivent, Felipe VI se despidió de la isla y, desde entonces, su paradero es uno de los secretos mejor guardados de Zarzuela. Ahora bien, no es la primera vez que el monarca protagoniza desapariciones estivales y discretos viajes a selectos rincones del mundo, acompañado de su inseparable “amiga especial”, una mujer de alto perfil social con la que se le relaciona discretamente desde hace años.

Mientras tanto, Letizia ha optado por su propio plan alternativo. Aunque estuvo presente en la clausura del Atlàntida Film Fest, acto al que acudió sola, no ha sido vista públicamente desde la recepción en Marivent. Fuentes extraoficiales señalan que podría haber dejado el país hacia algún destino europeo como Grecia, el Algarve portugués, Croacia o la Costa Azul francesa, en compañía de un pequeño grupo de amigos y un acompañante cuyo nombre se mantiene en secreto.

Letizia, entre la libertad personal y el silencio mediático

Esta decisión no es casual; responde al hartazgo de apariencias y al deseo de alejarse, aunque sea por unos días, del papel preestablecido que la opinión pública demanda. Letizia prefiere un retiro auténtico y acorde a su estado de ánimo, donde no hay lugar para ficciones matrimoniales ni montajes de felicidad de escaparate.

Felipe VI y Letizia
Felipe VI y Letizia

Ahora bien, los movimientos de la reina Letizia este verano no sorprenden a quienes siguen de cerca su estilo de vida. Desde hace tiempo, mantiene un calendario propio, alejado de su marido, y aún más distanciado del concepto de “familia unida”. Sus hijas, Leonor y Sofía, también experimentan un verano dividido: pasan algunos días con su madre, otros con su padre y muchos más con sus amigos. Lo que en otro tiempo parecía una institución sólida y cohesionada, se ha transformado en un entramado de agendas individuales y encuentros esporádicos que reflejan las complejas dinámicas actuales dentro de la Casa Real.

Y es que ya lo advirtió la periodista Pilar Eyre: Felipe y Letizia “no son un matrimonio, son un equipo de trabajo”. Y, como cualquier equipo profesional, en vacaciones se disuelve. Por ello, lo que ocurre cada verano —Mallorca, posado oficial, una recepción forzada— no es más que la prolongación del contrato que ambos firmaron con la monarquía, pero no con el amor. Desde Zarzuela se insiste en la estabilidad, pero los hechos gritan lo contrario.