El Palacio de la Zarzuela vuelve a estar envuelto en una densa atmósfera de preocupación y tensión familiar. Tras el acto solemne del 12 de octubre, Día de la Hispanidad, y su reciente viaje oficial a Perú, el rey Felipe VI ha decidido cancelar sus planes de fin de semana por un problema de salud agravado que lo obligó a permanecer en casa. Si bien Zarzuela ha procurado gestionar este asunto con la máxima discreción, la realidad es que el Rey ha decidido hacer un alto en su agenda para permanecer junto a su madre, la reina Sofía, quien atraviesa un momento de gran tristeza por el deterioro físico de su inseparable hermana, Irene de Grecia.
En Zarzuela, el ambiente está lejos de la calma habitual. La preocupación se ha instalado en los pasillos del palacio, donde la familia Borbón enfrenta uno de sus momentos más duros en el plano personal. Sofía, a sus 86 años, atraviesa una etapa de enorme desgaste emocional al ver cómo Irene de Grecia empeora rápidamente. La enfermedad neurodegenerativa que padece desde hace dos años ha avanzado con tal rapidez que la hermana de la emérita ya apenas reconoce a sus familiares.

La salud de Irene de Grecia agrava la crisis emocional en la familia Borbón
Quienes conocen a los Borbón aseguran que la reina Sofía no se separa de su hermana ni un segundo, acompañándola día y noche pese a su propio cansancio. Irene, que vive en Zarzuela desde hace décadas, se ha convertido en el epicentro de las atenciones médicas del entorno real. Su diagnóstico de Alzheimer avanzado ha requerido cuidados continuos, un equipo de enfermería especializado y seguimiento neurológico permanente. Sin embargo, los esfuerzos no han conseguido frenar el avance de la enfermedad.
En sus últimas apariciones, la tía ‘Pecu’ ha sido vista con un aspecto notablemente desmejorado, siempre en silla de ruedas, con el rostro afilado y la mirada perdida. Su deterioro físico y cognitivo ha impactado profundamente a la reina Sofía, quien ha sufrido varios achaques recientes provocados por la falta de descanso y la tristeza acumulada. Fuentes cercanas a Zarzuela confirman que los médicos han pedido a la madre del rey que reduzca el estrés, pero ella insiste en estar al lado de Irene “hasta el final”.
Felipe VI, preocupado por su madre, cancela todos sus compromisos
El rey Felipe VI, consciente de la crisis emocional que atraviesa su familia, ha decidido suspender sus planes personales para permanecer en Zarzuela. Aunque oficialmente se reporta un cese de actividades planificado, voces próximas al Palacio enfatizan que el monarca, consciente de la intensa tensión y el desgaste que vive su madre, optó por hacer una pausa en sus deberes para estar junto a ella y brindarle contención familiar.

Y es que, desde la muerte de Constantino de Grecia, hermano de Sofía e Irene, la reina emérita ha sufrido un profundo vacío que ahora se agrava ante el progresivo deterioro de su hermana menor. Para ella, la pérdida simbólica de Irene —aún viva pero atrapada en el olvido de su enfermedad— es un golpe emocional que la ha dejado sin fuerzas. Ante este escenario, Felipe VI, más allá de su papel institucional, se ha convertido en el principal sostén emocional de su madre, procurando que no se hunda en la tristeza. Sin embargo, la situación ha desbordado incluso al propio monarca, quien atraviesa un momento de vulnerabilidad física y mental.