El rey de España, Felipe VI, ha visitado este miércoles 18 de octubre dos museos de Barcelona y no ha podido pasar más desapercibido. Ni una manifestación en la estrecha calle Montcada, sede del Museo Picasso, ni en Montjuïc donde paseó por la Fundación Miró. Felipe no se ha caracterizado nunca ni por su amor a Catalunya ni por su amor al arte. No es un experto de ninguna de las dos materias, ni le gustan especialmente. Pero cuando visita la hostil Catalunya nada mejor que refugiarse donde hay poca gente: un museo entre semana. En esta etapa post 1-O Felipe ha visitado el Museo Dalí, el Monasterio de Poblet o un pueblo de La Selva, evitando a la gente. Ahora que el suflé ha bajado, vuelve a Barcelona y nadie se entera, solo Miquel Iceta y Jaume Collboni.


Felipe viene a inaugurar una expo espectacular porque combina los dos nombres más potentes de la pintura del s. XX: "Picasso-Miró" que se conocieron en Barcelona el año 1917. Sus dos museos barceloneses interactúan en un proyecto conjunto y único. Felipe, desde el coche blindado, ha paseado de Ciutat Vella a Sants-Montjuïc saludando a comisarios, políticos, conservadores y al nieto de Miró: Joan Punyet. La obra de Miró y de Picasso es fácilmente reconocible viendo cualquier pintura y el jefe del Estado se hacía el interesado en muchos cuadros hasta que se ha quedado saturado.


Cuando el rey ha entrado en la Miró debió estar tan ebrio de arte que ha confundido un ventanal con una obra de arte. Solo entrar se ha quedado mirando fijamente un marco, pero no el de una pintura sino de una ventana. Se creía que era un Miró y no: eran las cortinas blancas que tapan los grandes ventanales que aportan luz natural a las salas y que dan a un patio interior donde no hay nada más que un árbol y césped.



Resumen de la visita del Rey a la exposición #MiróPicasso en el @museupicasso y la @fundaciomiro de Barcelona.
— Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) October 18, 2023
Una exposición organizada para mostrar a dos artistas que transformaron con una intensidad plástica sin precedentes el arte del siglo XX.
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La cara de Felipe mirando por la ventana como si fuera un Miró es un poema. El poema se podría titular Oda al analfabetismo artístico.
Felipe y la pintura de los maestros catalanes
Felipe y Letizia con un Tàpies, Casa real
Hace años durante otra visita pictórica, el monarca ya dio muestras de perplejidad ante una expo de maestros catalanes del arte. La única pintura ante la cual Felipe se detenía y señalaba con el dedo. Un Tàpies con los colores de Catalunya y la ce rota que el maestro catalán acostumbraba a utilizar. El monarca parece pensar "¿Ce rota? Típico de estos catalanes. La ce, antes roja que rota".