Felipe y Letizia ya hace muchos años que son pareja. Ya ha llovido mucho desde que un lejano 12 de octubre del 2002, ahora ha hecho, pues, veinte años, los ahora reyes de España se conocieron en una cena organizada por el periodista Pedro Erquicia. El entonces príncipe y la periodista y presentadora de informativos se enamoraron perdidamente, o eso suponemos, y después, ya saben cómo continúa el cuento. El Borbón y la asturiana unieron sus vidas, se casaron, fueron a vivir a Zarzuela, tuvieron hijas y se hicieron reyes. Su vida ha evolucionado, pero por mucho que pasen los años, hay una cosa que nunca cambia. De hecho, es un rasgo inherente al carácter Borbón: ir de 'sobrados' por la vida, creerse que están por encima del bien y del mal, pensar que todo el mundo ha venido a este mundo a servirles a ellos y reírles las gracias y vivir, y nunca mejor dicho, a cuerpo de rey y con todo lujo de caprichos y exuberancias.

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Felipe y Juan Carlos / GTRES

Sólo hay que ver dónde viven Felipe, su mujer y las niñas. Metros y más metros cuadrados de terreno, paredes y más paredes, salas y más salas, lujo y más lujo. Y los contribuyentes, ir pagando y manteniendo a la familia real y que estén cómodos en su palacio. Desde 1963, el palacio de la Zarzuela es la residencia oficial de los reyes de España. Pero con respecto a los inquilinos actuales, la verdadera residencia está a unos pocos metros, donde viven la pareja y las niñas. El digital eluniverso.com explica cómo Felipe, cuando era soltero y heredero en la Corona, se convirtió en propietario de este edificio anexo al palacio donde vivían los padres. Un pabellón, el Pavellón del Príncipe, de 1.800 metros cuadrados y dos plantas donde ahora vive también la reina Letizia. Explica el citado medio que cuando empezaron a salir, empezaron a hablar de mudanzas y de ir a vivir juntos. Evidentemente, sin hacer como el resto de parejas, que tienen que hacer lo imposible y muchos números para ver si pueden pedir hipotecas o tienen que ir a vivir de alquiler.

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La familia real, en Zarzuela / GTRES
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La familia real, en Zarzuela / GTRES

Explican que Felipe hizo mofa del apartamento de 80 metros cuadrados que la entonces periodista había comprado. En aquellos tiempos, la asturiana "se conformó con un modesto piso en Valdebernardo". Una urbanización de 119 pisos en un barrio de Madrid que disponía de piscina privada y pista de tenis, pero que estaba lejos del lujo de Zarzuela, con dos habitaciones, comedor, cocina y un lavabo. ¿Y qué le dijo Felipe, suponemos que para convencer a Letizia de ir a vivir juntos a Zarzuela? Una frase muy de 'sobrado', una broma borbónica con poca gracia, comparando las medidas del piso de Letizia con las medidas de su casa: “Si quieres, podemos trasladar tu piso a mi dormitorio. Si lo apretamos un poco, igual hasta entra en el vestidor”... Hay que tener muy poca vergüenza para pegar esta vacilada, para marcar paquete de esta manera. Pero ya se sabe que a Letizia le debería hacer gracia la boutade, ya que después de esta conversación, dos años más tarde iniciarían una vida juntos en esta misma residencia.

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Felipe y Letizia, cuando eran novios

Hay que recordar cómo hablaban los vecinos de Letizia, años después, de la época en la cual Felipe iba a ver Letizia al piso este que él consideraba que cabía dentro de su recibidor: “Letizia era agradable, pero al mismo tiempo también era distante. Dudo que tuviera amigos en el vecindario. Se dejaba ver poco por las zonas comunes, sólo la vi un par de veces en la piscina. Me la cruzaba en el portal, siempre iba con coleta y sin maquillar. Recuerdo que una vez me explicó que se marchaba a Irak mientras esperábamos el ascensor. Al que más veíamos estaba a su madre, venía mucha visita. Era una mujer encantadora y hablaba con los vecinos animadamente". ¿Y Felipe? Según una vecina, “El príncipe Felipe tenía que ingeniárselas para pasar desapercibido ante el vecindario. Coincidían con frecuencia con un hombre misterioso que nunca se sacaba el caso de la moto de la cabeza. Era un hombre corpulento y alto que encaja con su descripción. También dicen que entraba por el balcón. Había problemas con los teléfonos y puertas del garaje porque ponían inhibidores cuando él venía. Supongo que era algo normal, por cuestiones de seguridad”.