Felipe VI ha apartado a sus hermanas Elena y Cristina de la Familia Real. Han quedado relegadas a mera "familia del rey", como los primos Gómez-Acebo o Alessandro Lequio. Purgadas. España se ha acostumbrado a que las dos infantas, que durante todo el reinado de Juan Carlos aparecían hasta en la sopa, ahora queden como dos sexagenarias sin ningún acto oficial. Solo se las invitará oficialmente al funeral de Juan Carlos y al de Sofía. No van ni a los actos castrenses de Leonor. Por eso sorprendió el pasado fin de semana verlas juntas en un acto público que parecía oficial pero no lo era: un homenaje a la bandera española en Torrejón. No aparecía en la agenda oficial porque no estaban allí en representación de la Corona, solo en representación propia como familia del rey. Desde que el juez José Castro imputó a Cristina por corrupción, el rey apartó a su hermana pequeña y de rebote también a la mayor Elena. Todo por Letizia.
Elena reaparece como es ella: arisca, agria, poco amiga de la prensa y de los ciudadanos, solo se siente a gusto entre toreros, jinetes, banderas españolas y aristócratas. Cristina hizo el gesto de marcharse de Madrid para instalarse en una ciudad más europea como Barcelona y después de una etapa en Washington acabar en Ginebra. Elena no ha intentado nunca disimular lo que es: una pija malhumorada y solitaria. Se le han atribuido pocos novios antes de Jaime de Marichalar y lo más triste: ninguno después del divorcio. Es realmente sorprendente que en una familia donde todo se sabe, Elena de Borbón no haya encontrado ninguna persona con quien compartir la vida en pareja desde 2009. Ahora Pilar Eyre, aprovechando la boda del hijo pequeño de la duquesa de Alba, ha publicado en Lecturas que Cayetano Martínez de Irujo fue novio de la infanta Elena. y lo más brutal, que no se enamoró de la hija de Juan Carlos sino que se hizo novio de ella "por patriotismo". Como no la soportaba la acabó dejando.
Escribe Eyre hablando de la boda de Cayetano: "Los reyes Felipe y Letizia no acudieron al enlace, es cierto que no van a segundas bodas, pero hubiera podido acudir la infanta Elena, aunque, claro, después de que Cayetano confesase en sus memorias que habían sido novios por patriotismo pero que él la había dejado plantada, no creo que a la infanta le hayan quedado ganas de frecuentarlo". Una historia poco sabida, Cayetano de la misma edad que Elena se metió en su cama por patriotismo español, para vestir a una santa y que no quedara como la tía solterona de la familia, pero no lo pudo soportar y la abandonó, plantada. Se resignó con un aristócrata de mucho menos rango que el hijo de la duquesa de Alba, Jaime de Marichalar, un Cayetano de marca blanca, de Hacendado.