La situación actual de la reina Sofía es sumamente complicada, especialmente tras enfrentar un revés de salud debido a una infección urinaria que la ha dejado visiblemente más vulnerable y envejecida. Su trayectoria vital no ha sido ni fácil ni feliz. Contrajo matrimonio con Juan Carlos sin sentir un verdadero amor por él, aunque intentó construir una familia y dedicarse a su papel como reina. No obstante, su esposo la traicionó repetidamente, sumiéndola en la humillación al descubrir sus numerosas infidelidades. A pesar de estar al borde del divorcio, su deber como reina la obligó a permanecer junto a él. Este fue el punto de inflexión en el cual empezaron a llevar vidas separadas dentro del mismo hogar. En busca de apoyo, encontró en su hermana Irene de Grecia a su confidente y compañera, quien ha sido su sostén a lo largo de los años. La presencia de Irene se ha vuelto indispensable para Sofía, sobre todo después del fallecimiento de su hermano Constantino de Grecia. A pesar de la disponibilidad de atención médica las 24 horas del día en el Palacio de la Zarzuela, Irene no se separa de su lado ni un solo instante.
Irene de Grecia padece de un principio de deterioro cognitivo, manifestando los primeros síntomas de pérdida de memoria. Ante esta situación, la Casa Real ha dispuesto un equipo médico y personal de servicio que la asiste constantemente. La reina Letizia muestra un marcado interés en las cuestiones de salud mental, brindando su apoyo y presencia en eventos públicos, como la cena familiar en Mallorca, donde acompañó a la tía Pecu en todo momento.
La reina Sofía e Irene de Grecia dan un susto de muerte a un visitante de Zarzuela
A pesar de las dificultades, la reina Sofía sigue cumpliendo con sus compromisos institucionales, aunque procura no dejar sola a Irene por largos periodos de tiempo. Su prioridad es retornar cuanto antes a su lado, evitando pasar la noche fuera de casa cuando se encuentra ausente.
En un gesto de solidaridad y compañerismo, Sofía y Irene ahora comparten la misma habitación, compartiendo también sus rutinas diarias, confidencias e incluso comunicándose en griego para preservar su idioma nativo. Por lo general, en el área en la que residen en el Palacio de la Zarzuela, apenas reciben visitas más allá del personal de servicio y eventualmente de sus hijos Felipe y Elena. Sin embargo, una visita accidental perturbó la tranquilidad de su espacio privado, llevando a una experiencia perturbadora.
Un visitante extraviado en los intrincados pasillos del palacio terminó ingresando por error a la habitación compartida por Sofía e Irene. La escena que presenció lo impactó profundamente: ambas hermanas cenaban en silencio alrededor de una mesa, vestidas de negro, mostrando una faceta completamente distinta a la imagen pública que suelen proyectar. Esta experiencia fue compartida con Pilar Eyre, quien la narró en la revista Lecturas.