Leonor ya ha puesto rumbo a Montevideo, el siguiente país de los ocho que visitará en seis meses. Ha pasado los dos meses más duros de la travesía. Los tiempos más largos sin poner un pie en tierra firme y con el embravecido mar del atlántico. Ahora es el turno del pacífico, donde llegará a Chile. Como viene siendo habitual, la princesa hizo maniobras y desconectó unos días en Uruguay, donde por escasos días no coincide con Felipe VI.

La princesa está viviendo una experiencia enriquecedora, pero también una de las más duras. Forma parte de la formación militar para un Jefe de Estado, en el plan de la Armada. A diferencia de sus compañeros, ella nunca se había preparado para un reto de estas características. Además, a Letizia tampoco le gustaba que Leonor y Sofía participasen en las regatas, un deporte que las vincula a Juan Carlos I. Es probable que la hermana de la infanta compita este año contra su padre en Palma de Mallorca.
Leonor sufrió mareos y vómitos en los primeros días. Tuvo que acudir al equipo médico a bordo para que le recetasen biodramina cada ocho horas. Su cuerpo debía aclimatarse a estos movimientos y a un espacio tan cerrado. Como ya sucedió en Zaragoza o en Pontevedra, Felipe VI y Letizia no quieren que se haga ningún trato de favor con su hija. Solo recibirá la máxima condecoración independiente a sus compañeros aunque no haya recibido el aprobado por su baja forma física.
Leonor y sus compañeros entraban alcohol al buque escuela, pero ha sido confiscado y ellos castigados
Pero no todo son malas noticias para la princesa. La hija de Letizia está pasándoselo bien en esta experiencia rodeada de sus compañeros. 75 guardiamarinas, con los que alguno tendría mejor relación que con otros. Ya se la ha vinculado a uno de ellos, con el que ha demostrado una gran complicidad. Un joven de 20 años, madrileño y proveniente de una familia pudiente.
Los jóvenes tienen pocas formas de divertirse a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, por ello cuando salen no dudan en salir a alguna fiesta y tomar algo. En alguna ocasión la princesa y sus compañeros han llegado algo achispados a la embarcación y encima fuera de hora, lo que les ha costado un castigo limpiando la cubierta.
Uno de los compañeros de la princesa consiguió burlar la seguridad del barco y entró al camarote unas botellas de alcohol. Los jóvenes hicieron una fiesta silenciosa en uno de los camarotes, pero fueron descubiertos. Por ello ahora se les revisa de arriba a abajo cuando entran al buque escuela después de salir en su día libre.
