Leonor está a tan solo un mes de finalizar su formación militar con la Armada a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Con este viaje conseguirá su segunda condecoración, ya solo le faltará el Ejército de Tierra, en Murcia, para poder heredar el trono en el futuro. La princesa empezó esta travesía con muy mal pie ya que no estaba tan preparada como sus compañeros, y las tres primeras semanas de viaje se le hicieron insoportables. 21 días sin poner un pie en tierra, sufriendo mareos y vómitos y teniéndose que confinar en su camarote recibiendo atención médica. Ahora ya es una guardiamarina más.

A lo largo de estos cinco meses de travesía ha superado muchos obstáculos, ha visitado un total de siete países, la semana próxima estará en Nueva York, donde será recibida por Donald Trump en la Casa Blanca. El gran problema ha sido combatir contra la presión mediática que ha sufrido en estos meses. En Brasil se le otorgó una nueva pareja, un compañero guardiamarina, en Uruguay le hicieron las primeras fotografías en bikini en una playa, mientras que en Chile un centro comercial filtró las imágenes de las cámaras de seguridad.
Felipe VI y Letizia no han querido que se haga ninguna diferenciación con Leonor respecto a sus compañeros, como ya sucedió en Zaragoza. Quieren que se la trate con las mismas condiciones, duerma en los mismos camarotes y tenga los mismos horarios y reglas. Ella por lo menos lo intenta, pero respecto a las maniobras, no está en el nivel adecuado. Sus superiores le han amonestado varias veces por no cumplir con las expectativas, está en muy baja forma física, algo que ya sucedió en Zaragoza. La princesa recibió clases extra con un entrenador personal para mejorar su rendimiento.
Leonor combatía la presión mediática con comida basura
También recibe reprimendas por su alimentación. Leonor es muy mala comedora. No le gusta casi ningún plato, aunque en Zarzuela estaba obligada a comer platos saludables, como verdura. Letizia siempre ha querido controlarla en ese aspecto, pero las academias militares le han dejado claro que ellos no van a cambiar el menú porque por el esfuerzo que realizan necesitan que sea muy calórico.
Allí puede comer mucha bollería, y todos los domingos hay churros con chocolate. La hermana de Sofía aprovecha para llevarse comida de más y la esconde en el camarote. Tiene mucha ansiedad, especialmente cuando sufrió la presión mediática los primeros meses, y comía sin parar. Esto ha provocado que haya cogido algún que otro kilo de más.
