El último tramo del crucero de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano no está siendo precisamente tranquilo para la princesa Leonor. Aunque la heredera al trono ha cumplido de forma general con el plan de formación, las tensiones a bordo han ido creciendo de forma silenciosa pero constante, hasta alcanzar un punto delicado en la recta final del viaje.
Según cuentan contactos del Elcano, la relación entre Leonor y el comandante del buque es prácticamente inexistente. Se hablan lo justo y necesario. La comunicación entre ambos se ha reducido a cuestiones estrictamente operativas. No hay confianza, no hay complicidad y, desde hace semanas, no hay diálogo fluido.
El estado físico en el que llegó Leonor ya fue cuestionado
El origen del distanciamiento se remonta al inicio mismo del embarque. El estado físico de la princesa fue motivo de preocupación desde el primer momento. A pesar de que se le había recomendado intensificar su preparación antes de embarcar, Leonor llegó con carencias evidentes que han lastrado su rendimiento, especialmente en las pruebas físicas y las exigencias rutinarias a bordo.

A estos problemas de forma se han sumado los que tienen que ver con su adaptación adaptarse a la vida en alta mar. Y todo ello ha generado malestar, no solo en el comandante, sino también en algunos oficiales de la dotación, que optan por mantener cierta distancia para evitar roces o situaciones incómodas.
Imposible tratar a Leonor como una más
Otro factor ha complicado aún más la convivencia a bordo: la presencia indirecta de la reina Letizia. La madre de Leonor ha estado demasiado pendiente de la evolución de su hija, solicitando informes frecuentes y, en algunos casos, interviniendo en cuestiones internas del buque. Este seguimiento desde tierra ha generado incomodidad en la cadena de mando. Y el comandante, que no quiere problemas, habría optado por no ejercer presión adicional para evitar conflictos mayores.

Y a todo ello se suma un elemento más preocupante: Leonor empieza a sentirse reina, y esa percepción está afectando su forma de encajar las órdenes. Algunos marinos comentan con discreción que no le gusta aceptar instrucciones como una cadete más. Aunque nadie cuestiona su educación o su trato personal, hay quienes la consideran una causa perdida en lo que respecta al aspecto militar.
Desde el inicio, se dijo que desde Zarzuela se había pedido que la trataran como una más. Que Felipe VI y Letizia no querían privilegios para la heredera. Pero como era de esperar, ha sido imposible. Leonor no puede dejar de ser quien es, ni en el Elcano pueden pensar en ella como una cadete cualquiera. Con todo, lo mejor para quienes la rodean en el Elcano es dejar que pasen los días con los mínimos percances posibles.