Después de haber cumplido con unos cuantos compromisos relacionados con la princesa Leonor, como la jura de la bandera, la jura de la Constitución Española o el 18 cumpleaños de la futura reina, el rey Felipe VI y la reina Letizia estuvieron este martes en la cena de gala celebrada en el palacio de Christiansborg, en Dinamarca. Allí compartieron velada, entre otros, con Margarita II, Federico, Mary y Benedicta

Un evento en el que la reina Letizia deslumbró con su look. La consorte eligió un vestido largo de gala de Felipe Varela, que ya le habíamos visto en dos ocasiones anteriores. La primera fue en 2015, en la visita del presidente de Perú a España. La otra fue en 2017, cuando los reyes viajaron a Japón

La reina Letizia echa mano del joyero de la emérita Sofía 

Pero el vestido no fue lo único que llamó la atención. Letizia completó el atuendo con la tiara de Flor de Lis de la colección de los Borbones. Y también con una de las pulseras gemelas que también completan el joyero real. 

Letizia Dinamarca efe
Letizia Dinamarca EFE

Pero hubo algo más. Letizia también llevó unos pendientes con zafiros. Aunque este complemento ha generado cierta controversia en la casa real. Mejor dicho, cierta tensión con la reina Sofía.  

Sofía, molesta con que se usen sus joyas personales 

Porque tanto la tiara como la pulsera, son joyas de pasar. Es decir, tal y como especificó Victoria Eugenia, son piezas que pertenecen a la realeza y que deben pasar de una reina a la otra. Sin embargo, los pendientes son de la reina emérita Sofía. Y a la emérita, que Letizia use las joyas de pasar, no le incomoda. Pero sí que se usen sin permiso joyas de su pertenencia, como esos pendientes de zafiros. 

Una muestra más de que Sofía pinta cada vez menos en el día a día de la monarquía. Hace tiempo que Sofía se queda al margen de las decisiones y de las opiniones en palacio. Mientras que Letizia es ahora quien cubre la mayoría de los actos oficiales en los que se precisa representación de la casa real. Sofía solo se encarga de los eventos menores. Y no solo han arrinconado a la emérita en los últimos tiempos y apenas tiene voz y voto en el día a día de la monarquía: ahora ya no se respetan ni sus joyas.