Salmán bin Abdulaziz es el rey, el jeque, el emir de Arabia Saudita. Hoy su país, una dictadura de manual, será blanqueada una vez más en Qatar para jugar contra Argentina. Leo Messi tiene en el punto de mira a los jugadores saudíes y pretende hacerles un traje de época. En la grada será observado, además de por el jeque, por el príncipe heredero, el mafioso Mohamed bin Salmán. Dicen que es un tío aperturista porque permite ya a las mujeres conducir e ir a los estadios de fútbol sin compañía masculina, como si esto fuera un gran avance. También dicen que ordenó el asesinato del líder opositor Jamal Khashoggi. En definitiva, no es trigo limpio. Da miedo.
Además, ambos -el rey y el príncipe-, pertenecen al clan -a la dinastía- Al Saud, que amasa una fortuna inconmensurable y totalmente impensable para tú, que estás leyendo esto. Los Al Saud tienen en sus bolsillos 1'6 millones de millones de dólares, lo que viene a ser más de un trillón y medio de dólares. En números: 1.600.000.000.000$. Esta, además, es una fortuna de la que pueden disponer 2.000 personalidades de esta selecta familia de más de 15.000 miembros. Una cosa totalmente surrealista, siendo los líderes de esta grotesca cantidad el príncipe Alwaleed bin Talal Al Saud (20 mil millones de dólares) y el propio príncipe heredero, el cual amasaría 5.000.000.000$.
¿Qué hacen con esta pasta?
Debe aburrir tener tanto dinero y no tener que dar palo al agua para ganarte la vida. A veces pensamos qué haríamos si fuéramos millonarios, pero toda la cultura del esfuerzo la perderíamos. Hay que pensar que ser millonario también te puede llevar a la ruina y a creerte mejor que nadie. También a hacer salvajadas, como comprar cuadros a precio de hotel de lujo. Es el caso de Bin Salmán. El futuro emir saudí participó en una subasta para adquirir el cuadro original de Leonardo da Vinci Salvatore Mundi. Cuando compite alguien contra un jeque de este nivel, siempre tiene las de perder. Bin Salmán ganó la subasta: la pintura del artista italiano le costó 389 millones de dólares, cuatro veces lo que costó el fichaje de Cristiano Ronaldo por el Real Madrid. Una burrada.
Ostentación pura y dura
Lo que ha hecho el príncipe heredero con este cuadro no tiene nombre. No lo tiene en su casa guardado para observarlo e inspirarse: todo lo contrario. Lo pasea como un trofeo en su descomunal yate, el cual le costó solo un poco más que el propio cuadro. Valorado en 485 millones de dólares, el Serene -así es bautizado el súper yate- tiene una eslora de 134 metros y es considerado como uno de los diez yates más grandes del mundo. Tiene, además, siete cubiertas, un hangar y dos helipuertos. En total son 4.500 metros cuadrados de cubierta que, sumados a los más de 100 metros de profundidad submarina del yate, hacen de este el mejor del mundo. Fue construido en 2011 por un italiano y ahora lo pasea por las aguas del mar arábigo el energúmeno de bin Salmán. Hoy Argentina les dará un buen repaso.
