Hace siete siglos, una maldición pronunciada por una mujer agraviada resonó en los pasillos del palacio de Mónaco, condenando a los Grimaldi a una vida de desdicha amorosa. Desde ese momento, esta antigua maldición ha acechado a los miembros de la familia, tejiendo su telaraña sobre sus vidas sentimentales. Aunque algunos pueden considerarlo mera superstición, la tragedia y los desafíos en el amor han sido una constante en la historia de los Grimaldi.

Carlota Casiraghi: marcada por la maldición

La última víctima en caer bajo el hechizo de la maldición de los Grimaldi es Carlota Casiraghi, hija de la princesa Carolina de Mónaco. A lo largo de los años, Carlota ha enfrentado una serie de desafíos en el ámbito del amor, desde sus primeras relaciones hasta su matrimonio con el productor de cine Dimitri Rassam, del cual ahora se separa después de siete años de matrimonio. El desamor parece haberse apoderado de la relación, sin darle oportunidad a prosperar, tal como sugiere la famosa cantante Rosalía con su frase "se les rompió el amor de no usarlo". Este divorcio se atribuye en gran medida al aburrimiento y a las discrepancias de horarios, que jugaron un papel crucial en la ruptura de la pareja. A lo largo de sus relaciones amorosas, Carlota Casiraghi ha mantenido un perfil discreto y enigmático, desafiando las expectativas de la prensa y el público. Sin embargo, la diferencia de edad y los intereses divergentes han caracterizado muchas de sus relaciones, lo que ha conducido inevitablemente a su fracaso.

Un historial de fracasos amorosos

Su primer amor, Felix Winckler, introdujo a Carlota en el complicado mundo de las relaciones públicas y los medios de comunicación. Esta relación adolescente, que floreció en el escenario de los concursos hípicos, fue seguida de cerca por los fotógrafos y la prensa. Sin embargo, su romance terminó en 2007, después de tres años de relación, abriendo paso a una nueva historia de amor con Alex Dellal, un conocido galerista británico. Aunque parecía destinada a convertirse en una boda real, la relación llegó a su fin en 2012. El siguiente capítulo de su vida amorosa trajo consigo una sorpresa inesperada: su romance con el actor y comediante francés Gad Elmaleh. A pesar de la diferencia de edad y los estilos de vida totalmente diferentes, la pareja cautivó la atención de la prensa del corazón, que seguía de cerca cada uno de sus movimientos.

El 18 de diciembre de 2013, el Palacio Principesco emitió un breve comunicado anunciando el nacimiento de Raphaël Elmaleh, el hijo de Carlota y Gad, en el Centro Hospitalario Princesa Grace. Sin embargo, en junio de 2015, abandonó el piso que compartía con el actor en París y regresó a Mónaco junto a su hijo, posiblemente debido a los compromisos profesionales de Elmaleh en Estados Unidos. Poco después, Carlota vivió un fugaz romance con el director de cine italiano Lamberto Sanfelice, pero la relación llegó a su fin a finales de 2016. Fue entonces cuando Carlota Casiraghi y el productor Dimitri Rassam comenzaron a salir. Ahora, con su reciente divorcio, su historial amoroso turbulento y la persistente influencia de la llamada "maldición Grimaldi", el panorama sentimental de Carlota Casiraghi permanece incierto.