Finalmente, después de 40 años, que se dice pronto, el Athletic Club de Bilbao ha vuelto a ganar la Copa del Rey, título que se le resistía desde hacía cuatro décadas, demasiado para el segundo club que más trofeos tiene en esta competición, por detrás del Barça. Los leones se proclamaron campeones en una emocionante final contra el Mallorca, jugada en Sevilla, después del empate a 1 final, teniendo que recurrir a la tanda de penaltis. Finalmente, después de que Berenguer marcara su lanzamiento, los de Valverde desataron la alegría, las lágrimas y la emoción guardada 40 años, y pudieron volver a levantar el título de campeones, una vez el capitán Muniain recogió el trofeo de manos de Felipe VI.

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Juan Carlos, entregando la Copa del Rey a Muniain / GTRES

La gabarra volverá a salir en Bilbao, que el jueves será una fiesta, como lo fue ayer el estadio y la ciudad andaluza, que se tiñó de rojo y negro. Una fiesta que fue todo lo contrario que el palco del estadio de La Cartuja. Primero, porque empezando por el propio monarca, allí casi todo el mundo quería que ganara el conjunto balear. Los Borbones, habituales de Palma, iban con el Mallorca, igual que el PP de Juanma Moreno y las autoridades, y más, después de los pitos de parte de la afición vasca al himno español y al propio rey.

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Felipe, entre María Jesús Montero y Juanma Moreno / GTRES

Pero en el palco del estadio también hubo malestar por las autoridades y su colocación. Explica la colaboradora de TV3 Patrycia Centeno que hubo "bronca en la Copa del Rey porque al no estar (Pedro) Sánchez, Juanma Moreno quería sentarse a la derecha de Felipe VI. Pero al acudir la vicepresidenta (María Jesús) Montero, el asiento le tocaba a ella. Aún así la Junta acusa al Gobierno de saltarse protocolo"... El presidente de la Junta de Andalucía y del Partido Popular andaluz, fastidiado como el niño aquel del anuncio de coches que se pone rojo porque no quiere respirar, como una mona porque no me dejan sentarme a la derecha del rey. Discusiones de patio de colegio como si fueran niños pequeños y caras de vinagre.

No fue el único motivo de bronca: "Y el otro problema a resolver por protocolo era evitar que el Rey se sentara al lado de ningún representante de la Federación de Fútbol (anfitrión del evento) con la de marrones varios que tienen". De hecho, Centeno recuerda que la infanta Sofía tenía que estar y acompañar a su padre, ella que es muy futbolera y que el año pasado fue. Pero la sola idea de ver a su hija al lado de algún representante de la RFEF hacía temblar al Borbón, que quiere impedir a toda costa una imagen de la vergüenza como hubiera sido ver a la joven al lado de según quien: "De hecho, la infanta Sofía que aún no ha empezado clases no acompañó esta vez a su padre".

Bronca en el palco, le silban, gana el Athletic, su padre chupando cámara en la boda de Almeida... No fue, precisamente, el mejor sábado del mundo para Felipe.