Mientras la Casa Real española insiste en proyectar una imagen de normalidad y conexión internacional, los últimos movimientos de las futuras reinas de Europa dibujan un panorama muy distinto. En el corazón del Viejo Continente, Amalia de Holanda, Ingrid Alexandra de Noruega e Isabel de Bélgica han tejido una amistad sólida y estratégica que va mucho más allá de lo protocolario: un chat exclusivo de WhatsApp donde las herederas comparten confidencias, estrategias y secretos de alcoba palaciega.
Así lo ha confirmado la propia princesa Amalia en una reciente entrevista para la revista “The Australian Women’s Weekly” , donde dejó al descubierto que, lejos de ser un vínculo ocasional, la complicidad entre estas tres jóvenes royals es una alianza férrea. “Nos mantenemos en contacto porque cada una lleva una vida muy particular y no necesitamos muchas explicaciones para entendernos (...) Me alegra poder charlar con Isabel e Ingrid sobre cosas sencillas de nuestra vida, que son difíciles y diferentes para nosotras: la amistad, la privacidad, las redes sociales. Hablamos de cómo lo gestionamos”, ha explicado la heredera al trono neerlandés. Pero ¿dónde está la princesa Leonor en este selecto grupo? La respuesta es tan evidente como dolorosa: ha sido excluida de manera deliberada.

Las otras princesas hacen piña sin España: el ninguneo real hacia Leonor
La ausencia de la princesa Leonor en ese chat no sería más que una anécdota si no viniera respaldada por hechos todavía más elocuentes. En 2023, la reina Margarita de Dinamarca organizó una fastuosa cena de gala para celebrar el 18 cumpleaños de su nieto, el príncipe Christian, heredero al trono. Este evento fue la gran puesta en escena de las nuevas generaciones de monarcas europeos: un desfile de futuras reinas en el que Leonor volvió a brillar por su ausencia.
Ingrid de Noruega, Estelle de Suecia, Amalia de Holanda e Isabel de Bélgica asistieron con orgullo y desparpajo, dejando claro que no solo están preparadas para gobernar, sino también para representar una nueva etapa de unión entre las monarquías del continente. Una oportunidad de oro para afianzar alianzas de cara al futuro… que, sin embargo, la princesa española dejó pasar.

Desde Zarzuela se excusan con argumentos académicos y compromisos de agenda, pero fuentes cercanas al entorno europeo apuntan a algo más preocupante: Leonor no encaja. Ya sea por diferencias de carácter, por rigidez institucional o por falta de iniciativa, lo cierto es que las futuras reinas la están dejando fuera del tablero internacional.
La soledad de una heredera: ¿Leonor está perdiendo poder simbólico entre sus pares?
En un contexto donde la diplomacia blanda y las relaciones personales entre royals pueden marcar el futuro político de las coronas europeas, el aislamiento de Leonor comienza a preocupar. Y es que, mientras las otras princesas exhiben un equilibrio entre su rol institucional y su faceta humana, Leonor continúa bajo un estricto protocolo que limita su desenvolvimiento social.
El riesgo es evidente: si Leonor no logra estrechar lazos ahora, cuando aún no ha asumido el trono, podría quedar relegada a un segundo plano simbólico dentro del ecosistema real europeo. Y en un mundo donde la imagen y la percepción lo son todo, eso equivale a perder poder antes de empezar a ejercerlo.