Los lazos entre Alberto de Mónaco y Charlene han sido objeto de especulación y controversia desde el primer día en que la pareja fue vista en público. Los medios de comunicación no han dejado pasar detalles que parecen confirmar que el argumento sentimental entre ambos no es tan idílico como se pretendía. Desde el inicio, se ha señalado que la princesa de Mónaco lucía incómoda, infeliz y distante en los eventos oficiales, lo que alimenta los rumores sobre una relación marcada por la tensión y la falta de complicidad. Aunado a eso, hay un punto en lo referente a los impuestos.
Se rumorea que Alberto de Mónaco ha sido infiel en múltiples ocasiones. Uno de sus antecedentes son los hijos que tuvo sin estar casado, nacidos antes de su unión con Charlene. La situación ha llevado a que cada uno lleve vidas separadas, con pocas apariciones conjuntas y una convivencia que parece más un acuerdo estratégico que un verdadero vínculo afectivo. Por su parte, la ‘royal’ no habría considerado la opción de terminar con el matrimonio, ya que ello implicaría renunciar a sus hijos, Jacques y Gabriella.

Pero hay algo más que llama la atención en esta historia: Charlene, según informes, se ha beneficiado económicamente de su vínculo con el príncipe.
La fortuna que ha hecho Charlene gracias a Alberto de Mónaco
Aunque Mónaco ofrece ciertas libertades fiscales, especialmente en lo que respecta a impuestos, la situación de Charlene parece estar influenciada por sus vínculos y su posición en el principado, además de su considerable patrimonio y negocios en la región. Fuentes cercanas a la realeza han señalado que, a pesar de que ella recibe un salario elevado, aproximadamente 2,1 millones de euros al año, según el Daily Mail, no paga impuestos sobre esa renta. Esto ha contribuido a que su patrimonio siga creciendo de manera significativa, en gran parte gracias a las ventajas fiscales que ofrece Mónaco, un país conocido por sus leyes favorables.
La idea de que la aristócrata podría utilizar al príncipe para evitar pagar impuestos, principalmente en negocios y operaciones gravadas, es cada vez más recurrente en el pensamiento colectivo. De acuerdo con Celebrity Net Worth, el patrimonio de Charlene asciende a más de 110 millones de euros. No solo por sus logros deportivos, sino también por su vínculo con el principado y los recursos con los que cuenta Alberto II. De hecho, su patrimonio podría ser incluso mayor, ya que las actividades de los soberanos suelen incluir inversiones en bienes raíces, acciones en empresas y otros activos.

Este escenario ha llevado a muchos a cuestionar si esta pareja mantiene simplemente un acuerdo para aparentar estabilidad y proteger su legado. En los últimos tiempos, parecen haber encontrado un equilibrio superficial para seguir adelante, proyectando que son una familia unida y estable ante el mundo. No obstante, a simple vista, todo indica que se trata de un arreglo sin amor, donde los intereses económicos y políticos parecen prevalecer sobre los sentimientos genuinos.
La historia de Alberto de Mónaco y Charlene demuestra que en la alta sociedad los nexos son complejos, y que las ganancias económicas a menudo pesan más que el amor. Continúan su camino, quizás más por conveniencia que por deseo, manteniendo la fachada que el pequeño pero glamoroso Estado de Mónaco exige a sus miembros.