Los teléfonos móviles inundan cada vez más nuestro modus operandi en el día a día. Más allá de ser nuestra cámara de fotos, nuestro navegador de Internet o nuestro reproductor de música, está la posibilidad de que sea nuestra tarjeta de crédito. Durante los últimos años, entidades bancarias y empresas de telecomunicaciones han anunciado el final del dinero en efectivo y las tarjetas en pos del pago mediante el smartphone. Sin embargo, este método no está penetrando en la sociedad como los expertos predijeron, convirtiéndose en una opción residual.

Según el informe Total Retail 2016 de PwC, apenas un 8% de los españoles suele utilizar su teléfono como vía de pago en sustitución del metálico o la tarjeta. Se trata de un número marginal si atendemos a los diferentes servicios que existen al respecto y su implementación dentro del Estado. Apple y Samsung, por ejemplo, han llevado a cabo recientemente sus propios sistemas de pago vía smartphone del mismo modo que Vodafone ya hizo en su momento, así como CaixaBank y BBVA. Además, Bizum también ha irrumpido en el sector, contando con el respaldo de los principales bancos; se trata de una forma rápida de pago vía móvil que se integra en la app de la entidad bancaria del usuario y le permite realizar transacciones inmediatas cuenta a cuenta.

En este sentido, las empresas han apostado en crear y mejorar dicho método de pago teniendo constancia de que España es uno de los países del mundo donde el smartphone genera más impacto. Esto ha llevado a adaptar a más de 600.000 establecimientos comerciales a este sistema, tal y como refleja el GFT Mobile Payments 2016. Por ejemplo, Renfe ha sido una de las últimas en sumarse a este sistema, posibilitando a los viajeros de la red de Cercanías realizar el pago de sus títulos de transporte con el móvil a través de una conexión online con la máquina autoventa de billetes.

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CaixaBank

¿Por qué el móvil no sustituye al pago convencional?

Pese a los esfuerzos por integrar este método de pago en los comercios, continúa habiendo mucho escepticismo al respecto. Muchos expertos señalan que el pago online es más seguro que el físico pero, sin embargo, las posibilidades de sufrir un hackeo o un robo del teléfono suponen una falta de confianza para las personas a la hora de utilizar el smartphone como vía. Por otro lado, no existen incentivos por parte de entidades y empresas para impulsar este sistema por encima de los más convencionales y que aporten un valor añadido para decantarse por ello.

Lo que sí aseguran las compañías es que prescindir del monedero aporta mayor comodidad a las personas, ya que el teléfono móvil siempre lo llevamos encima. Respecto a la privacidad, confían en los sistemas de seguridad como los lectores de huellas o códigos complejos. Luchar por cerrar esa brecha de desconfianza es uno de los pasos más importantes a dar.

El pago online vía móvil, en alza

Pese a que el smartphone no termina de cuajar como método de pago en las tiendas físicas, ocurre todo lo contrario en el ámbito online. A través de Internet, los usuarios son más propensos a realizar compras desde su teléfono. Privalia apuntaba en su estudio previo al Mobile World Congress que el 95% de los consumidores online utilizan el móvil en sus compras digitales. La misma investigación señalaba que aunque los usuarios de Android compran más por Internet que los de iOS, son los de la manzana mordida los que más dinero se gastan en los productos que adquieren (un 16% más).