Este viernes hará 9 años exactos de la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatuto de Autonomía de Catalunya. En aquellas coordenadas, el 28 de junio de 2010, se sitúa el punto de partida del procés soberanista. Hasta entonces, el independentismo sólo representaba el 15% de la sociedad catalana, según las encuestas, hoy roza el 50%. El presidente de España era entonces José Luis Rodríguez Zapatero. Él mismo ha reconocido este martes que "al primero a quien disgustó aquella sentencia fue a mí".

En una entrevista en Rac1, quien fue uno de los principales artífices de aquel Estatuto, después decapitado, ha invitado al gobierno de Pedro Sánchez a no tener reparos en negociar con el independentismo y le ha emplazado a "dedicar el tiempo que sea necesario al diálogo" para llegar a un acuerdo que dé salida al conflicto catalán. "Soy un militante del diálogo", ha dicho Zapatero, que ha revelado que antes de que empezara el juicio a los líderes independentistas catalanes mantuvo una conversación telefónica con Oriol Junqueras desde la prisión. Ambos, ha explicado, coincidieron en la necesidad de reconstruir puentes para encontrar una solución. Según su versión, recibió una llamada y le pasaron con Junqueras. Enseguida informó a Moncloa. También ha explicado que se ha comunicado por vía interpuesta, a través "de un buen amigo común", con Carles Puigdemont. Zapatero ha advertido de que la situación de el expresident en Waterloo "es la más complicada que vamos a tener que gestionar" y no se ha mojado sobre si tiene o no derecho a ejercer como eurodiputado.

Sobre la posibilidad de que el enroque de unos y otros lleve a España a unas nuevas elecciones por la imposibilidad de que Pedro Sánchez encuentre apoyos para la investidura, como ya pasó en el 2016, Zapatero ha sido claro, "las descarto". En este sentido, ha querido desdramatizar un hipotético pacto con el independentismo y Bildu, "están en el arco parlamentario". Y ha añadido que "ojalá sea la legislatura del inevitable, necesario y esperado diálogo con los independentistas, que durante mi etapa eran nacionalistas".

La entrevista ha sido corta pero intensa, no sólo por lo que ha dicho Zapatero, sino también por lo que se ha callado. Por ejemplo, cuando Basté ha preguntado si considera que Junqueras, Forn, los Jordis, Forcadell, Turull, Rull, Romeva y Bassa son presos políticos, ha evitado responder. No ha dicho que sí, pero tampoco que no, poniendo como excusa que ya ha tenido bastantes problemas cuándo ha hablado de Venezuela. Igualmente prudente se ha mostrado a la hora de referirse a la sentencia del Tribunal Supremo, pero de su afirmación también se puede leer entre líneas, "espero que la sentencia no comprometa el diálogo y nos permita recuperar la convivencia". En cambio, sí que ha dejado claro con toda contundencia que "no soy partidario de un referéndum de autodeterminación, porque es una salida falsa de un debate, no es la demostración de una buena cultura democrática, porque la democracia es convivencia y unidad". Abre la puerta, eso sí, a reformar la Constitución. 

Rivera, VOX, la derecha y el PSOE

Más allá de cómo afrontar la situación con Catalunya, Zapatero ha abordado la crisis de Ciudadanos. "No me ha sorprendido, siempre he visto a Rivera una persona de derechas, conservador". El expresidente ha sido extremadamente contundente con el líder de Cs, recordándole que "yo he dirigido un partido como el PSOE durante 12 años y sé qué significa un partido, hay que tener un armazón ideológico". De hecho, ha aprovechado para reivindicar la vieja política, "lo que es nuevo, en política dura muy poco" y ha bromeado señalando que "Rajoy ha sido muy prolífico", en la aparición de nuevos partidos. Por lo tanto, haciéndole responsable, con su mala gestión como presidente, del desencanto de la ciudadanía con los partidos tradicionales.

Zapatero, pues, ha vuelto hoy a Catalunya, ha venido a presentar un libro. De paso, se ha dejado entrevistar y nada de lo que ha dicho es casualidad. Para sintetizarlo, dos titulares: allana el camino a Sánchez para pactar con el independentismo y prevé el reforzamiento del bipartidismo en España.