El president de la Generalitat, Quim Torra, ha convertido su última intervención delante de la sala del TSJC que lo juzga por desobediencia en un alegato en favor de los represaliados en el pulso con el Estado por la independencia de Catalunya. "Ante la historia nuestra condena será vuestra condena", ha advertido al tribunal, presidido por Jesús Maria Barrientos.

Torra, el primer president de la Generalitat juzgado en ejercicio del cargo, ha invocado ante la sala a los nueve presidentes que le han precedido en el cargo y que han sufrido juicios, prisión y exilio, pero también ha recordado a todos aquellos que hoy se encuentran en el medio de procesos judiciales por el procés. Citando a Mercè Rodoreda, ha proclamado que este "deseo de libertad es más bien un deseo de justicia". "Seguiremos luchando por la libertad y la justicia que se merece nuestro pueblo", ha remachado.

Consciente de que el juicio por la decisión de no retirar los lazos amarillos en contra de lo que ordenó la Junta Electoral puede provocar su inhabilitación en los próximos meses, Torra ha querido dar a sus palabras un marcado tono de denuncia política, más que de alegato judicial.

"Yo no he venido aquí ni aturdido ni en silencio, he venido firme y decidido a decirles que no vengo a defenderme de nada, que cumplí con el deber de mi cargo y que vengo a acusar al Estado no sólo de vulnerar mis derechos sino de pretender que vulnerara los derechos de mis compatriotas", ha denunciado.

Barrientos ha seguido la intervención de Torra, como había hecho a lo largo de la tarde con el informe final de las partes con un ademán de cierta indiferencia. De hecho, algunos de los presentes en la sala, se habían preguntado en diferentes ocasiones si en plena digestión y ante los tediosos informes de las partes el juez luchaba contra una desbordante deseo de siestear o sencillamente había caido en manos de Morfeo.

Con todo, cuando Torra ha tomado la palabra y ha acusado a la fiscalía de no tener "ningún tipo de imparcialidad", el juez ha saltado con agilidad para cortar su intervención y le ha advertido que no consentiría que se faltara al respecto las partes. El president ha replicado reclamando el "derecho a no ser interrumpido".

La invectiva de Torra ha surgido efecto porque no ha habido más interrupción cuando ha denunciado que el juicio a que se le estaba sometiendo no cuenta con las garantías necesarias, y cuando ha tirado en cara a los miembros del Tribunal que no hubieran admitido su falta de imparcialidad. Tampoco se le ha interrumpido cuando ha acusado al rey Felipe VI, cuya fotografía presidía la sala, de haber empoderado la violencia contra el 1-O, aunque los miembros del tribunal se ha removido en sus asientos.

Al igual que ha hecho en la intervención inicial de la mañana, Torra no ha rehuido asumir que no acató el orden de la JEC y que no la podía acatar, porque la disyuntiva que se le planteaba era "desobedecer y prevaricar", y entre sus obligaciones como president la primera es "velar por los derechos y libertades" de los catalanes.

"He venido a defender el derecho de todos los ciudadanos, y a defender la dignidad del cargo", ha asegurado, para añadido que si eso comporta una condena esta será bienvenida porque no renunciará nunca a estas obligaciones.

El president ha estado acompañado tanto por la mañana como por la tarde de su esposa, Carola Miró, y su hijo Guillem, así como el vicepresidente del Parlament, Josep Costa. El president contaba con cuatro asientos para sus acompañantes. No se ha reservado asiento para representantes del Govern ni del Parlament, pero tanto por la mañana como por la tarde la sala del juicio estaba medio vacía, por lo cual después de comer se ha añadido entre el público la diputada Laurà Borràs.

El primer president que es juzgado durante el ejercicio del cargo no ha tenido ningún tratamiento diferente al de cualquier otro ciudadano y ha seguido la sesión desde el banquillo de los acusados. No ha recibido por parte del tribunal más trato que el de señor, lo cual ha provocado el reproche de su defensor, Gonzálo Boye, que ha reclamado el trato de Muy Honorable.

Torra ha acabado su intervención con un "Visca Catalunya lliure!" i Barrientos ha anunciado que el juicio quedaba visto para sentencia. Después de hacer sónar una pequeña campanilla, ha hecho desalojar la sala. El president ha abandonado el TSJC acompañado de su esposa y su hijo. Delante del edificio del TSJC lo esperaban algunas personas que lo han ovacionado a la salida.