Este jueves, el Parlament aprobó una proposición no de ley que reprobaba al rey Felipe VI por su discurso el 3 de octubre y también instaba a la abolición de la monarquía. Se aprobó con los votos d'En Comú Podem, ERC y JxCat y la abstención de la CUP.

La resolución no gustó a la Moncloa y el mismo Pedro Sánchez publicó un tuit (seguido de una nota de prensa) donde criticaba la declaración por "inadmisible" y por ser una "extravagancia jurídica" y anunciaba medidas legales, sin concretarlas.

Este viernes, ha hablado con los periodistas y ha reconocido que todavía lo están estudiando ya que, al tratarse de una declaración política sin efectos legislativos, están valorando si pueden recorrerla, por ejemplo, ante el Tribunal Constitucional. De momento, pues, no se ha tomado ninguna iniciativa.

"La crisis catalana es un debate circular"

Por otro lado, el presidente del gobierno español considera que la crisis política catalana es "un debate circular" donde actualmente existen "dos bloques" y se plantea como objetivo "superar" esta dinámica. En una conversación informal con periodistas durante la recepción en el Palacio Real, ha valorado que la situación está "un poco más tranquila" que hace un año, cuando se acababa de celebrar el 1-O y a pocos días de la declaración de independencia. Sobre la reprobación del rey aprobada en el Parlament, confirma que todavía no se ha tomado ninguna medida y que lo están estudiando porque es "declarativa". El día siguiente de presentar el acuerdo de presupuestos con Podemos, Sánchez se ha mostrado confiado con que las fuerzas independentistas se sumen pero pide "paciencia" para una negociación que espera que no sea fácil.

Más de 1.500 invitados han participado de la recepción que tradicionalmente ofrecen los Reyes en el Palacio Real de Madrid coincidiendo con el 12-O. El presidente español ha mantenido una conversación informal con periodistas y se ha referido al pacto alcanzado el jueves con Podemos para impulsar los presupuestos del 2019. Las dos fuerzas, sin embargo, no tienen suficiente mayoría y el apoyo de los independentistas es imprescindible para Sánchez. Por eso, se ha mostrado confiado de que finalmente apoyarán unas cuentas que, según defendía el jueves la ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, suponen 2.200 millones de euros más para Catalunya.

ERC y PDeCAT, sin embargo, insisten en que no darán apoyo al ejecutivo de Sánchez si no hay movimientos en el derecho a la autodeterminación o los presos. El presidente español ha reconocido que todavía no han empezado formalmente las negociaciones y pide "paciencia". El próximo lunes, el Consejo de Ministros se vuelve a reunir de manera extraordinaria para aprobar el marco macroeconómico que enviarán el mismo día a Bruselas. Después tendrá que llevar los presupuestos a la Cámara y se iniciará la tramitación de esta ley. Está previsto que eso sea en noviembre. Sánchez ha apuntado que no empezará a negociar con los independentistas hasta que los presupuestos lleguen al trámite de la cámara baja.

Sobre las peticiones que hacen los partidos independentistas al gobierno español para que inste a la fiscalía a rebajar las acusaciones o a levantar la medida cautelar de prisión preventiva, Sánchez se ha escudado en la separación de poderes. "Ellos saben que una cosa es el poder judicial y la otra el poder ejecutivo", ha manifestado.

Rivera y Casado, a la "deriva"

El presidente también ha hablado de la relación con los líderes del PP, Pablo Casado, y el de Ciudadanos, Albert Rivera. Ha reconocido que la relación "es mejorable" y ha afirmado que los dos están "en una deriva". Hace semanas que los dos líderes piden a Sánchez que convoque elecciones y que bloquean todas las iniciativas que lleva al Congreso.

Sobre la pitada que ha recibido durante el desfile militar del 12 de octubre, ha asegurado que se lo esperaba porque también les había pasado a los expresidentes socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.