Es otro buen día para distinguir entre los diarios que editan portadas informativas y los que las editan para decirte qué tienes que pensar. El tema es el fondo de 10 millones de euros que quiere crear el Govern para avalar indirectamente a 34 excargos de la Generalitat a los que el Tribunal de Cuentas ha ordenado confiscar su patrimonio, entre ellos Artur Mas, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Mientras La Vanguardia, Ara y El País titulan con los hechos limpios, el Trío de la Bencina quiere colocarte como información las interpretaciones y valoraciones que cada uno de ellos hace. ABC dice que el Govern quiere "endosar" las multas "a todos los catalanes". El Mundo explica que es un "invento" con la pretensión de "burlar al Tribunal de Cuentas". Son dos juicios de intenciones. La Razón emite sentencia directamente y acusa al Govern de fraude de ley y "de improvisar".

El Periódico interpreta los hechos, pero de manera más legítima. Dice que esa fórmula "vuelve a exponer al Gobierno a la vía judicial". Es verdad —y tampoco es nada nuevo—. Desde 2016, casi todo lo que hacen el Govern de la Generalitat y el Parlament está expuesto sistemáticamente a la vía judicial —a la Audiencia Nacional, al Supremo, al Constitucional— y a cualquier otra vía administrativa que pueda impedir su normal funcionamiento. Da un poco lo mismo. Es destacable que el tema aparezca en la portada de este diario después de tantos días de ausencia. Nunca es tarde. El Punt Avui parece alegrarse de la idea del Govern para dar apoyo a los perseguidos por el Tribunal de Cuentas. Encuentran la fórmula, titula. Podían haberlo hecho más corto: "Eureka!".

La patria vestida de futbolista

Este miércoles algunas portadas son pelín confusas y la culpa es de la selección española de fútbol. Es broma. Es el "efecto malentendido" de combinar algunos títulos de primera con la fotografía de los futbolistas de La Roja mustios, abatidos y disgustados tras la derrota ante Italia. El Periódico escribe en el título principal Se acabó la fiesta (por las nuevas restricciones al ocio a causa del rebote de la Covid) pero debajo publica la imagen de Luis Enrique corriendo a consolar a Pedri, que llora sobre el hombro de un Thiago compungido. Es muy difícil que no te haga ruido si te fijas de refilón, como pasará en los quioscos este miércoles.

La de ABC lleva el titular Hay España sobre otra foto triste, y la  portada patriotera, visceral y rancia de El Mundo titula España cae con honor sobre la misma estampa de la derrota. Pensar que en un partido de fútbol está en juego la reputación del país o alguna cosa más allá del choque deportivo —que no es poco— es toda una muestra del nacionalismo averiado de este par de diarios. La Razón, que del Trío de la Bencina es el que se parece más a un diario, titula Crueles penaltis, que tiene un deje viejuno si quieres, pero se aguanta mejor que las apelaciones a "a patria em chuteiras", como llamaba a la selección brasileña el dramaturgo carioca Nelson Rodrigues.

Italia hace cien años que juega a lo mismo, con variantes. Está la variante odiosa del catenaccio duro de la década de los años 60 y 90 del siglo pasado y también la versión más futbolera, que es con la que se ha tropezado España en la Eurocopa. En la azzurra juegan dos o tres fantasistas más de lo que es habitual, que combinan con los sempiternos centrales prémium y un porterazo —un día era Zoff, después Buffon, ahora Donnarumma— más el sistema de siempre que, básicamente, consiste en impedir que el otro juegue —vale todo: también golpes bajos, teatro, picardías, etcétera...— y aprovechar alguna de las tres o cuatro ocasiones que tendrás. Parece sencillo pero no lo es. Porque ganan. En la semifinal, Italia sólo tuvo la pelota un 30% del tiempo de juego y remató siete veces a portería. En fin. Si sabes alguna cosa de fútbol ya conoces el caso. Si no, cualquier explicación te parecerá inútil o extraña.

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