El empecinamiento de la derecha mediática madrileña, que no acepta que la banda terrorista ETA ha desaparecido hace diez años, desemboca hoy en portadas de confusión y jaleo en El Mundo, ABC y La Razón, que acusan a Pedro Sánchez de connivencia con los "proetarras" y los "separatistas" en Navarra. Los socialistas han acordado allí una mayoría en la mesa del parlamento foral con Geroa Bai ("Sí al futuro", en lengua vasca; la versión local del PNV ampliada con independientes), Bildu (la izquierda independentista) y el resto de izquierdas, más o menos soberanistas. La consecuencia será que los socialistas presidirán la comunidad foral y Sánchez recibirá el apoyo del PNV y de Bildu en el pleno de investidura del Congreso.

La política navarra es quizá la más compleja del estado español. Los seis partidos que componen el parlamento foral (siete en la anterior legislatura) tienen, por ir rápido, poca frontera entre ellos. Esta realidad poliédrica no es sólo resultado de cruzar los ejes España-Navarra e izquierda-derecha. Hay que sumar el eje, digamos, navarrismo-vasquismo, más la memoria de los asesinatos de ETA y de la represión, la fractura social y política que provocaron y antiguas escisiones y pugnas entre las diversas sensibilidades locales.

Eso ocurre en un viejo reino de 650.000 habitantes —todos se conocen, como quien dice— que disfrutan de un buen PIB, una vitalidad económica y social grandes, una administración y servicios públicos envidiables y saben bien que Navarra se incorporó a principios del siglo XVI a Castilla mediante un pacto que preservaba sus fueros. La mejora (amejoramiento) de ese pacto da origen a su autonomía actual, que guardan y defienden como la vida. En el parlamento —mayoría 26 diputados—, el bloque de la derecha suma casi 125.000 votos (19 escaños). El bloque soberanista unos 120.000 (17 escaños). Enmedio queda el PSOE con 70.000 votos y 11 escaños, que le dan la capacidad de poner y quitar.

Esto es apenas una síntesis superficial del panorama supercalifragísticoespialidoso de aquel país.

Los tres diarios de la derecha mediática madrileña, sin embargo, reducen todo a etarras contra constitucionalistas, en una confluencia simplista de juicios de intenciones que ni tolera la realidad de Navarra ni respeta a sus ciudadanos. Si alguien calificara estas portadas crispadas y convulsas de terroristas se le podría reprochar una grave exageración. Sin embargo, diez años después de la desaparición de la criminal lacra terrorista, esos tres diarios trabajan para mantener vivo el ambiente convulso de los años de sangre y de chantaje. Quizás no tienen otra manera de vivir y de ver. Y todo por enfangar a Pedro Sánchez. Qué pena. Por suerte —y para informarte del caso— tienes los acertados titulares de La Vanguardia, que hace un buen resumen

Entretanto, mientras tratan de incendiar la vieja comunidad foral, El Mundo, ABC y La Razón esconden la crisis abierta por el liderazgo confuso de Albert Rivera y Inés Arrimadas en Ciutadans.

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