No ha hecho falta que se pusiera en marcha el reloj de la investidura para que el independentismo empiece a sentir que se le agota el tiempo. Después de casi tres meses, y a pesar de conseguir la mayoría absoluta del Parlament, ha sido imposible poner en marcha el nuevo Govern. Los grupos parlamentarios tuvieron que encajar este domingo los reproches de la movilización de la ANC en la calle, pero también puertas adentro se multiplican las tensiones. Aparte de las ya habituales diferencias entre las tres fuerzas independentistas, se intensifica el pulso entre JxCat y el PDeCAT alentado por la voluntad de convertir la candidatura de Carles Puigdemont en un movimiento político, mientras la guerra sucia del Estado asedia dolorosamente a ERC y la perspectiva de unas elecciones municipales amenaza con transformar los diferentes frentes en autenticas trincheras en el territorio.

En este escenario, Puigdemont ha convocado este miércoles a sus diputados en Bruselas. Sobre la mesa, la decisión de dar por agotada la vía Jordi Sànchez y abrir el plan C. El nombre de Jordi Turull es ahora mismo el que cuenta con más posibilidades para asumir el reto.

De entrada, el conseller de Presidencia mantendría viva la idea de restitución del Govern con que JxCat se presentó a los comicios. Hoy por hoy, Turull con Josep Rull y Raül Romeva, son los únicos nombres del ejecutivo suspendido para el 155 que aparecen en las quinielas del nuevo Govern.

La decisión no será fácil para los diputados del grupo de JxSí, que ya tuvieron que renunciar el 30 de enero a la propuesta de investir a Puigdemont, después de que en el último momento el presidente del Parlament, Roger Torrent, decidió aplazar el pleno para garantizar una investidura efectiva. Tampoco han podido sustanciar el debate sobre la presidencia de Jordi Sànchez, porque el juez del Supremo le ha cerrado el paso y ha abierto un escenario de apelaciones y recursos a instancias europeas de dilatado recurrido. Demasiado largo.

Algunas voces apuestan por volver al plan original, no aceptar más retrocesos y plantear de nuevo el nombre de Puigdemont. De hecho, la idea de unas nuevas elecciones aparece cada vez menos descabellada. No obstante, desde la dirección del grupo se apostaría por la opción Turull, aunque algunos sectores han hecho correr otros nombres.

ERC: un candidato para investir

La candidatura de Turull sería bien vista por ERC. Especialmente en el caso que prosperara la idea de que Marta Rovira quien asuma la vicepresidencia, que corresponde a ERC. Turull y Rovira compartieron la dirección de JxSí durante la anterior legislatura y consiguieron una relación de confianza.

Los republicanos han insistido esta mañana en apremiar un acuerdo al igual que hicieron el lunes en la rueda de prensa posterior a la reunión de su dirección. Este martes, Rovira ha remachado, desde la sede de CCOO donde se ha entrevistado con el secretario general de CCOO, Javier Pacheco, que el nombre del candidato no es un problema para ERC pero hace falta "un candidato que pueda ser investido".

También desde el PDeCAT se reclamaba el lunes generosidad para hacer posible el acuerdo. Si una cosa tienen clara las fuerzas independentistas es que ninguna de ellas quiere aparecer ahora como responsable del retraso para poner en marcha la legislatura que este domingo ha denunciado la ANC.

Paralelamente, Esquerra intenta sortear los embates del Estado y la crisis abierta dentro del partido que tiene que decidir sobre el futuro de uno de sus dirigentes más valorados, Lluís Salvadó, a raíz de la filtración de una conversación privada de tono machista i xenófobo. Los republicanos son conscientes de que han recibido un ataque de guerra sucia del Estado y que, en caso de ceder, abrirá un precedente muy peligroso ante futuras –y previsibles- filtraciones, pero al mismo tiempo consideran que la magnitud del escándalo es demasiado grande para pasar sin más consecuencias.

Pujol JxCat-PDeCAT

Por lo que se refiere al pulso entre JxCat y el PDeCAT es tan público como las declaraciones que protagonizan unos y otros. Tan pronto Puigdemont avisó el sábado pasado que ha llegado la hora de articular JxCat como movimiento político, las alarmas se dispararon en el PDeCAT que el pasado 21-D cedió todo el protagonismo a las siglas de la candidatura del president hasta el punto que la cúpula del partido se vio apartada de las listas. La coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, ha reivindicado el bagaje y el activo político que representa su partido, que el próximo mes de julio cumplirá dos años, y ha advertido que en caso de ir a nuevas elecciones este partido tendrá que tener más protagonismo. Es decir, no habrá un nuevo cheque en blanco. De momento, JxCat ha comenzado las gestiones para articularse como movimiento político, lo cual provoca también recelos entre algunos de los independientes que integran la lista y que quieren mantener, precisamente, la condición de independientes.

En el trasfondo de todo ello está la convocatoria de las elecciones municipales y la carrera para controlar una marca con muchos pretendientes. Como muestra, es suficiente con constatar que por lo que respecta al uso en internet, el nombre de Junts per Barcelona lo tiene registrado ERC en el dominio .cat, mientras que en Lleida pertenece al grupo municipal de Convergència y Unió en el dominio .cat y al PSC en el .com. A nivel de Catalunya, la marca JxCat pertenece al PDeCAT, bajo la titularidad de la cual están también las subvenciones que corresponden al grupo parlamentario.

En el medio esta situación, los diputados de JxCat se reunirán este miércoles con Puigdemont en Bruselas para decidir si rompen el tercer sello. Y con la conciencia de que la situación es cada vez más compleja y quizás esta es la última oportunidad de que dispondrán para mantener el control de la situación.