"La actitud de evitar siempre el conflicto sólo nos hará residuales". Es una de las máximas con que Jordi Graupera encara el maratón hacia la alcaldía de Barcelona, una carrera que inició hace ya un año. De salida buscó la complicidad de los principales partidos independentistas, objetivo que muy pronto quedó frustrado. A pesar de ello, decidió seguir con el proyecto, avituallado por la ANC. Tanto él como el equipo que integra su candidatura, Barcelona es Capital, tienen muy clara la estrategia de carrera. Pasa, en buena parte, por expresarse sin filtros ni tapujos. Y por alistar a un ejército de voluntarios que se dedicarán al puerta a puerta, boca a oreja y tuit a tuit.

Así lo compartió este jueves por la noche, en una cena con el Col·lectiu Catalans Lliures, un think tank independiente, independentista y liberal, que nació en el año 2016 y que aboga por una "Catalunya libre y liberal". O lo que es lo mismo, el target de Graupera, que nadó como pez en el agua durante las más de tres horas de conversación. La de este jueves era la primera cita, la organización hará desfilar a todos los alcaldables por Barcelona.

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Puerta a puerta, tuit a tuit

Graupera afronta la travesía con el gran hándicap que supone no tener ninguna estructura de partido que le sustente. Eso significa que tendrá que hacer campaña a contracorriente: no tendrá espacio en los medios públicos ni tampoco subvención. Para paliarlo, Barcelona es Capital arrancará dentro de muy pocos días un crowdfunding para financiarse y ha organizado una campaña de captación de voluntarios. En función del grado de implicación que quieran tener, los que decidan colaborar podrán dedicarse a tareas que van desde el puerta a puerta a puestos informativos en la calle, la logística de los actos multitudinarios o la difusión y viralización de mensajes. En definitiva, correr la voz.

"El maragallismo es el pujolismo de Barcelona"

Si una cosa tiene clara Graupera es que la clave de su éxito pasa por diferenciarse de JxCat y ERC. De aquí la contundencia con que expresa sus ideas fuerza. Por ejemplo, que "el catalanismo ha muerto". Según el candidato, los valores del catalanismo ya no sirven para afrontar los retos de presente y de futuro, porque "vamos a un endurecimiento" a todos los niveles y "la actitud de evitar siempre el conflicto sólo nos hará residuales". El público de la cena asentía, más todavía cuando el filósofo se quejaba de que "la política en Catalunya se ha convertido una trituradora de talento, se tiende al acomodo, sólo se asciende si se hace ver que no se será un problema".

Y seguía, con más argumentos como que "el maragallismo es el pujolismo de Barcelona", que "París y Madrid nos quieren provincianos y sometidos" y que "es un error pensar que se puede aislar la ciudad del resto de su entorno", de cómo evolucionan o involucionan otras ciudades como Turín, Milán, Génova o Nápoles. Graupera defiende que su proyecto aspira a "convertir Barcelona en un lugar desde donde los catalanes puedan competir en igualdad de condiciones con el resto del mundo".

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Alcaldes: todos menos Manuel Valls

Con la misma claridad, Graupera definió con pelos y señales su política de pactos. "Si la alternativa es Valls, haremos alcalde o alcaldesa a Colau o a Maragall, pero no entraremos en su gobierno". Sólo se plantearían entrar en el equipo de gobierno municipal de la mano del PDeCAT-JxCat y ERC. La condición será, sería, que las negociaciones se hagan con luz y taquígrafos "para evitar que como sucedió el 1-O se diga una cosa en privado y otra en público". Eso sí, más allá de quién ocupe la alcaldía, Graupera adelanta que votarán a favor de cualquier idea que consideren buena para la ciudad, venga del partido que venga.

Entre plato y plato, aprovechaba también para desgranar su programa para Barcelona. Propuestas como la necesidad de construir más vivienda para combatir la emergencia habitacional, pero proyectando también una solución a largo plazo. En este sentido, parten de la base que "en Barcelona cabe más gente" y que lo que hace falta es "tirar algunas murallas". La primera, la del Besòs, por donde podría crecer la ciudad. En otros ámbitos, Barcelona es Capital apuesta, por ejemplo, por un peaje de congestión, para reducir el tráfico —y la contaminación—, o por superar la reducción de Barcelona a ser una ciudad, sólo, de servicios y confiando en la creatividad, la investigación y la innovación como puntales para reinventar la capital de Catalunya.

De ideas van sobrados, veremos si consiguen romper la barrera de la invisibilidad. Y si, en caso de superarla (con)vencen. De momento, la última encuesta de El Nacional, les daba entre 0 y 1 concejales. Entre el público, un consejo: adaptar el discurso y hacerlo más comestible, para que lo entiendan las madres, los padres y los abuelos y abuelas.