Horas después de que Manuel Valls pulsara el botón nuclear disparando un auténtico torpedo en la línea de flotación de Ciudadanos, Inés Arrimadas ha contraatacado con contundencia. La mano derecha de Albert Rivera ha desacreditado al ex primer ministro francés, siguiendo la estrategia de que la mejor defiende es un buen ataque.

La líder de Cs ha obviado las críticas de Valls a su partido por la "grave deriva" a raíz de los pactos con VOX. Se ha limitado a despacharse a gusto contra él por haber colaborado activamente en la investidura de Ada Colau. "No recibiré lecciones de los que han hecho alcaldesa a una de las personas más sectarias y populistas de España", ha aseverado. Y se ha erigido como la única e indiscutible defensora del constitucionalismo en Catalunya, "nosotros nos hemos partido la cara en Catalunya, hemos sufrido amenazas de muerte, agresiones, persecuciones".

Según Arrrimadas, la propia Colau les ha dado "a las 48 horas de constituir el Ayuntamiento" volviendo a colgar el lazo amarillo de la fachada, "nosotros que hemos sacado lazos amarillos a costa de amenazas de muerte no nos podemos permitir hacer alcaldesa a una señora que tiene como prioridad volver a ponerlo". La hasta hace poco líder de la oposición a Catalunya no ha desperdiciado la oportunidad de lanzar sal en la herida, recordando a Valls que el nuevo grupo municipal de Cs tiene más concejales que él.

La que hasta hace no mucho era un idilio donde los dos se deshacían en elogios mutuos públicamente se ha convertido en una guerra cruenta con un objetivo, los electores.