Defender el derecho de autodeterminación de los pueblos del Estado español le ha cerrado muchas puertas. En España, pero también en su propia tierra. El galleguismo de la II República ha sido aplastado por el Partido Popular, que campa a sus anchas desde el fin del franquismo, con exepción de breves lapsos. Pero el escritor Suso de Toro (Santiago de Compostela, 1956) se mantiene firme: escribe y dice lo que piensa, al coste que le toque asumir.

Siempre pendiente de lo que ocurre en Catalunya, su última obra es La lliçó catalana (Gregal, 2017). Antes, cuando creía en el federalismo, escribió otra: Otra idea de España (Península, 2005). Si el sistema nacido de la Transición está hoy en crisis, defiende que es por el proceso político catalán. Está convencido de que el 2 de octubre la Unión Europea se verá verá obligada a ejercer un papel mediador entre el Estado español y la Generalitat. 

¿Qué ha representado el proceso catalán para el Estado español?

El proceso catalán ha revelado su verdadera naturaleza. Ese es su verdadero rostro. Lo que ocurre es que, durante las décadas anteriores, no hubo dilemas o contradicciones que le obligaran a mostrarlo. Podían hacer circular la idea de que era un Estado plenamente democrático. Pero esto no era así. Hubo una crisis tremenda, con un enorme castigo social, pero sin embargo la sociedad española no tuvo capacidad de rebelarse. Es cuando hay una verdadera rebelión democrática, como lo es la catalana, que el Estado se muestra como es. Y no es un Estado democrático.

¿Es autoritario, como dijo Guardiola?

Lo que dijo Guardiola se puede defender en un lenguaje común, porque así es como se muestra. Si hay que entrar en categorías políticas, con una pretensión más científica, hay que matizarlo. No me atrevería a decir que es un Estado autoritario, pero desde luego no es un Estado democrático. Se parece mucho más a los países del Este que a las democracias occidentales consolidadas. Se parece más a Polonia o Hungría, por mucho que digan que se parece a Francia o Alemania.

¿El proceso catalán está mostrando las costuras del régimen del 78?

Absolutamente. La crisis del sistema político nacido de la Transición la desvela el proceso catalán. Es curioso, porque dos de los firmantes más decisivos de aquellos pactos fueron los comunistas y los nacionalistas conservadores catalanes. Hoy los sucesores del PCE están demostrando que siguen atados a los pactos de la restauración de la monarquía. En cambio, los nacionalistas conservadores no es que se hayan apartado, sino que han sido expulsados. La componente franquista del PP es tan notoria que ha logrado expulsar del consenso constitucional a los herederos de aquellos pactos.

¿Cómo ve el referéndum del 1 de octubre?

El referéndum se hará. Los creadores de este proceso imparable fueron Mariano Rajoy y su partido. Ellos recogieron firmas contra el Estatut y también contra los catalanes, porque fue una gran operación de xenofobia, de fomentar el odio y animadversión. Ellos crearon el monstruo. Y ahora se encuentran con una realidad que no supieron medir y que no pueden controlar. No han dejado otra salida a Catalunya que el referéndum. La alternativa sería la liquidación de Catalunya como país.

Ellos recogieron firmas contra el Estatut y también contra los catalanes, porque fue una gran operación de xenofobia, de fomentar el odio

¿Fue por ignorancia?

Hay un factor importante que la gente no se acaba de creer: el desprecio, la soberbia y también la ignorancia de la Corte madrileña. Es un mundo absolutamente provinciano que, paradójicamente, se define a sí mismo como cosmopolita y tacha de provincianos a los demás. Desconocen, les cuesta viajar. Solo saben viajar a Manhattan a comprar camisetas y gorras. Pero son incapaces de viajar a Catalunya sin prejuicios, con curiosidad. Y es por eso que desconocían la realidad.

Creían, como decía la vicepresidenta, que le ganarían a Catalunya por 10-0. Pensaban que iban a humillar a la opinión pública catalana, que se iba a someter. O como diría Trillo, que sería un paseo militar. Lo que ocurre es que, lo que un día fueron 200.000, hoy son varios millones de catalanes. Los grandes artífices de eso fueron Rajoy y su partido. Pero no se daban cuenta de lo que estaban creando.

¿Puede producirse una respuesta desmesurada al 1-O?

Desmesurado ya es lo que ha ocurrido. Desmesurado ya es procesar y perseguir a un presidente de la Generalitat y a sus consellers por organizar un referéndum. Quien hizo eso es quien debería estar procesado. Tanto los gobernantes que incitaron ese proceso como los fiscales y jueces. Es una desmesura antidemocrática. Eso solo ocurre en países que no son democráticos.

¿Pierde legitimidad el referéndum si no hay una campaña por el no?

En Madrid ya saben que va a haber un referéndum, que van a salir millones de catalanes, que ya no van a poder ni sacar a la Guardia Civil ni meter presos a millones de catalanes. Saben que están vencidos. Por eso ahora están ofreciendo caramelos. Es lo que harán estas semanas. Empezó el PSOE, diciendo que España era una "nación de naciones", y ahora lo hace el propio Rajoy, diciendo que después del referéndum habrá que hablar. Saben que va a haber referéndum. Esa batalla está perdida. Lo único que ocurre es que Rajoy, quien creó este problema, no va a ser el interlocutor. No puede ser un interlocutor creíble quien ha ofendido reiteradamente a la ciudadanía catalana.

¿Quién será ese interlocutor tras el referéndum?

Angela Merkel deberá ejercer el papel de interlocutor. Su responsabilidad es que en esta parte de Europa, en un Estado que es tan importante dentro de la Unión Europea, haya un diálogo democrático y que un problema político se solucione por medios políticos, no policiales.

Rajoy, quien creó este problema, no va a ser el interlocutor. No puede ser un interlocutor creíble quien ha ofendido reiteradamente a la ciudadanía catalana

Entonces, ¿el 2 de octubre el interlocutor de Catalunya no será el Estado, sino la comunidad internacional?

A partir de ese momento, quien tendrá conversaciones con las autoridades y dirigentes políticos catalanes será la Unión Europea. Tendrá que ejercer un papel de mediador entre Catalunya y el Reino de España. Antes, sin embargo, seguirán ofreciendo caramelos. Es curioso, porque ahora hablan de un nuevo sistema de financiación, cuando eso se lo negó Rajoy a Mas. Y Rajoy intentó meter preso a Mas. Pero ahora la situación ha cambiado. Saben que el referéndum es inevitable... Por eso intentarán ofrecer promesas de futuro.

De momento, lo que están intentando es delegitimarlo por la vía de la participación, del llamamiento al boicot.

Sí, pero eso lo tienen perdido. Pueden seguir intoxicando a la opinión pública española con todos sus periódicos y televisiones, pueden seguir mintiendo con esas armas de destrucción masiva que son los medios madrileños, pero a la opinión pública catalana le da igual; va a votar.

También es cierto que el 9-N lograron que prácticamente solo votaran los independentistas.

Cuando salgan uno o dos millones de ciudadanos europeos el 11 de septiembre y veintipocos días después vayan a votar en un acto cívico negado por el Estado, eso es una situación política única en Europa. Es una crisis de Estado, comparable a la caída de la Unión Soviética. El president Puigdemont ya lo ha dicho: la unidad política y jurídica del Estado español está rota. Él no reconoce al Tribunal Constitucional. Da igual que lo inhabiliten, porque él ya no lo reconoce.  No solo Rajoy no es reconocido como su presidente por la mayoría de la sociedad catalana. Es que tampoco reconocen a las demás instituciones del Estado: desde la monarquía hasta la justicia, pasando por la Policía Nacional y el Ejército.

Usted me hablaba de los medios de comunicación madrileños. ¿Qué papel han tenido en todo esto?

Los medios son esa otra institución que ya no es reconocida por la sociedad catalana. Han sido instrumentos de parte, de una facción madrileña, que han defendido los intereses del centralismo. Las cabeceras madrileñas y las televisiones españolas le han hecho un daño enorme a Catalunya entre los demás españoles. Les han quitado la fama y los han difamado. Han perdido toda la ética que pudieran tener.

Usted escribió durante muchos años en El País...

Escribí en prensa de Galicia hasta que me echaron. Escribí en prensa de Madrid hasta que también me echaron. Ahora mismo ya no sé dónde puedo escribir… Por ahora, en Catalunya.

Las cabeceras madrileñas y las televisiones españolas le han hecho un daño enorme a Catalunya entre los demás españoles

¿Ha sido castigado?

Sí, pero como tantas otras personas. El proceso de sectarización, la evolución de la vida pública española, ha ido expulsando a cualquier voz disidente. Si tú intentas vivir y opinar en libertad en un país que no es democrático, lógicamente vas a ser castigado.

Esta semana hay algún diario que incluso ha pedido la ilegalización de la CUP. Por iniciativa propia.

El Estado que financia a la Fundación Nacional Francisco Franco, el Estado que sueña con impedir por la fuerza un referéndum, llega a esos extremos. Lo que han hecho con los catalanes, con esos millones de personas adultas, ha sido intentar tratarlos como hicieron con el terrorismo vasco y sus círculos de simpatizantes. Los medios han querido tratar a los catalanes como terroristas.

¿Cómo ve la posición de los comuns?

Son lo que fue el PSC en otra época. Hoy el PSC es un partido muy envejecido y reducido, pero en su momento cumplió el papel de buscar un encaje de Catalunya. Hoy ese rol lo ejercen los comuns. Eso se ve en la prensa catalana que antes defendía al PSC. Ahora más bien apoyan a los comuns. Pero el papel de los comuns es decisivo en la estrategia y el papel del Estado. Lo que hacen los llamados federalistas es mantener la dependencia. Cuando Colau dice que Madrid es su capital, y cuando los comuns dicen que España es reformable, no dicen que Madrid nunca se ha comportado como una capital de todos, sino que es la sede de una oligarquía que nos parasita a todos.

¿Entiende sus vaivenes, ya no sobre la independencia, sino sobre el referéndum?

Son políticos profesionales y quieren tener un futuro político. Y han jugado todas sus bazas a ser los indios buenos que cooperan, la gente de confianza en la colonia. Pero esa apuesta está desbordada, porque va a haber referéndum. Catalunya no va a salir igual del 1-O. No sabemos de qué forma va a ser en ese momento, pero no va a ser una autonomía controlada desde Madrid. Será otra cosa. Entonces, la apuesta de ser el partido autonomista no sale bien. Es una mala apuesta. Para eso ya están Ciudadanos, el PP y el PSC. Muchas siglas para una sola carta. Lo único que puede salvar el porvenir de Colau es mojarse con el referéndum, comprometerse.

Los comuns han jugado todas sus bazas a ser los indios buenos que cooperan, la gente de confianza en la colonia

¿Se cree al nuevo Pedro Sánchez?

Si lo dirigiera Susana Díaz, sería un partido de personas jubiladas y con un perfil cultural y socioeconómico muy limitado. Que Pedro Sánchez se ponga al frente le da una oportunidad, si la aprovecha. Cabe la posibilidad de retomar el diálogo con sectores sociales más amplios...

¿Y se cree la España plurinacional?

Yo defendí el federalismo y vi lo que dio de sí. Ahora no me creo nada. Son palabras huecas. Él mismo no puede garantizar una propuesta que asuma todo su partido. Es complicado, porque tiene una parte de su partido que lo está traicionando. Por otro lado, el PP es quien creó esta situación. Y Podemos al final tiene que ganarse su sustento político en España. Y la opinión pública española está condicionada por los mensajes anticatalanes. Ya lo vemos ahora, que se han sumado a la política de Rajoy de negar la legitimidad al referéndum.

La estrategia de Rajoy sigue adelante, pero ha encerrado a toda la sociedad española en una situación de difícil salida. Por eso creo que va a ser definitiva la intervención de la Unión Europea. Es la única manera. Además, hay que tener en cuenta que España es un reino. Si fuera una república, el presidente de la República podría tener un papel mediador. Pero no es el caso. El rey no tiene todos los recursos políticos para intervenir que sí tiene un presidente de la República.

¿Usted compra el discurso de la España irreformable?

No es irreformable, pero se reforma a la fuerza. España nunca se reformó por sí misma, sino solo cuando se vio obligada. Pasó del franquismo al posfranquismo en el que estamos porque se murió Franco. Si no, seguiríamos igual. Porque les iba bien a los dueños de España. Y los que estábamos en contra éramos una minoría, no teníamos fuerza para imponer una ruptura democrática. De esa debilidad del antifranquismo, y de la fuerza y presencia ideológica y sociológica del franquismo, nació el sistema político actual.

Por sí misma, la sociedad española no tiene fuerza para reformarse. La oligarquía madrileña es muy fuerte. Es más: sigue acumulando cada vez más capital, más energía. Lo controlan todo: los puertos, los aeropuertos, los trenes, los negocios, las autopistas, todo. Han acumulado mucho más durante el llamado "café para todos". Se ha incrementado el poder del centralismo. Esa es la paradoja.

¿Cómo se ve todo esto desde Galicia?

Esto es una impotencia. El nervio cívico, la capacidad creativa que tuvo el galleguismo en la época de la República fue arrancado de cuajo y liquidado físicamente, fusilado, encarcelado. Luego no se pudo reconstruir una alternativa capaz de dirigir este país desde aquí. El nacionalismo gallego no acaba de tener la capacidad política para ofrecer a su sociedad un camino. Cuando digo nacionalismo gallego me refiero al BNG. Es el único. El resto son sucursales más o menos autónomas del poder madrileño. Al final aquí quienes deciden son Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Mariano Rajoy.